El miércoles 28 de octubre salió el sol en Melbourne, pero esos rayos solares fueron la cereza en el pastel de un glorioso día de primavera: la ciudad terminaba con casi cuatro meses de confinamiento estricto impuesto por la covid-19.
Ese día los casi cinco millones de habitantes de Melbourne vivían con euforia e intensidad la primavera porque la segunda ciudad más grande de Australia florecía después de la epidemia.
Muchos de los habitantes de Melbourne esperaron la medianoche para celebrar jubilosos el fin del confinamiento que permitía que los bares, restaurantes, tiendas minoristas y servicios de belleza abrieran sus puertas, con algunas restricciones de aforo.
Puntos destacados:
- Alma Luz Dapuerto y Nacho Castells viven con euforia el desconfinamiento de Melbourne.
- Muhos negocios se reabren, como los de la hostelería, con reservaciones de varias semanas.
- La apertura de negocios supone un respiro a la economía de Australia, que actualmente está en recesión tras 30 años de crecimiento económico, y de Victoria, que representa un 23 por ciento del producto interior bruto nacional.
La ciudad, que fue el epicentro de la segunda ola de la coviv19 de Australia por supuestos fallos en los hoteles destinados para las cuarentenas de los viajeros internacionales, dejó atrás los días dolorosos en que las infecciones se contaban por centenares y los centros de ancianos lloraban a sus decenas de fallecidos.
La apertura de negocios supone un respiro a la economía de Australia, que actualmente está en recesión tras 30 años de crecimiento económico, y de Victoria, que representa un 23 por ciento del producto interior bruto nacional.
Ante el reto, chefs como el español Nacho Castells, mira con optimismo el futuro porque ha sobrevivido la pandemia y ha tenido tiempo para sacar adelante su sueño, ganarse un hat, es decir un galardón gastronómico para su restaurante Tinto.
Por eso se siente contento por la reapertura y las reservaciones que tiene de aquí a cuatro semanas.
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Fue Nacho Castells, chef y propietario del restaurante Tinto, quien termina esta pincelada sobre la mirada de los hispanos al fin del confinamiento en Melbourne.