En una alocución al país, el mandatario de derecha acusó al dirigente indígena Leonidas Iza, artífice de las manifestaciones, de solo defender "sus intereses políticos" y afirmó: "No vamos a negociar con quienes mantienen a Ecuador como rehén".
La poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), que dirige Iza, respondió acusando a Lasso de "autoritarismo, falta de voluntad e incapacidad" y dijo que deberá responder por "las consecuencias de su política belicista".
En la madrugada un grupo de militares y policías que protegía un convoy con combustible fue atacado por manifestantes con "lanzas y armas de fuego" en la Amazonía, según las autoridades.
El ataque dejó un militar muerto y doce heridos, incluidos cinco policías.
Un segundo día de conversaciones entre la Conaie y una delegación del Ejecutivo liderada por el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, fracasó cuando la representación oficial no se presentó.
Tras el anuncio de Lasso, centenares de indígenas volvieron a la carga en Quito. A su paso los comercios cerraban.
"Lasso no rompe con Leonidas, rompe con el pueblo", dijo la Conaie en Twitter.
Los indígenas y el gobierno sostienen un tire y afloje desde hace más de dos semanas, sin llegar a acuerdos para desactivar la crisis.
El elevado costo de vida alimentado por el incremento de precios de combustibles empujó desde el 13 de junio a las calles a unos 14.000 manifestantes, la mayoría en Quito para exigir medidas que amortigüen el golpe económico en la producción agrícola y la canasta básica.
Con marchas festivas, cortes de ruta, violentos choques entre la fuerza pública, los indígenas presionan al impopular presidente, que arrastra un 17% de aceptación.
Acosado también por un debate en curso de destitución en el Congreso, Lasso cede a cuentagotas ante los reclamos de los manifestantes, que los consideran insuficientes.
Entrevistada: Patricia de la Torre, académica y analista política en Quito.
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