Sinopsis:
El 1 de mayo pasado Magdalena Mucutuy junto a sus cuatro hijos, un líder indígena huitoto y un piloto se accidentaron en las extensas montañas de Caquetá y Guaviare. Los adultos murieron y los menores sobrevivieron en la selva colombiana.
La mujer era esposa de Manuel Ranoque, familiar del gobernador indígena de esa zona, quien ha denunciado que es objetivo de muerte para las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mismas que pretendían reclutar a los menores.
Manuel Ranoque, salió desplazado dos meses atrás por amenazas de las disidencias. Dijo a la prensa que las amenazas en su contra también se dan porque ha denunciado las prácticas ilegales de las disidencias de las FARC en el Guaviare y zonas aledañas.
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Según los rescatistas, la búsqueda fue difícil por la espesa vegetación de la zona, con árboles que llegan a los 40 metros de altura, la presencia de jaguares y serpientes y la lluvia permanente que impide escuchar posibles llamados de auxilio.
La política colombiano-francesa, Ingrid Betancourt, pasó seis años en la selva secuestrada por la guerrilla de las FARC y comentó el drama humano de estos niños indígenas.
Sin embargo, en medio de la alegría por el rescate de los cuatro niños indígenas que estuvieron desaparecidos durante 40 días en las selvas del Guaviare, aparecieron preocupantes declaraciones en contra del padre de dos de los niños, que podrían impedir que éste pueda obtener su custodia.
Narciso Mucutuy, abuelo de los niños, acusó a Manuel Ranoque de golpear a su hija, Magdalena Mucutuy, y que habría intentado acceder sexualmente a una de las niñas.
Por su parte, Manuel Ranoque admitió ante la prensa que había habido problemas en casa, pero consideró que se trata de un asunto privado de la familia y no un "chisme para el mundo".
Los hermanos, cuyas edades van de 1 a 13 años, siguen hospitalizados, y se prevé que continúen allí varios días más. Este periodo es aprovechado por el Instituto Colombiano de Bienestar Infantil que comenzó las entrevistas a familiares con el fin de determinar quién debería hacerse cargo de ellos después de que su madre falleció en el choque del 1 de mayo.
Astrid Cáceres, directora de la referida entidad, confirmó que los abuelos maternos y el padre de los dos niños más pequeños se están disputado la custodia. Y agregó a los medios locales que la decisión podría tardar medio año.
Según las autoridades, los cuatro hermanos se recuperan del trauma dibujando, leyendo y haciendo cosas propias de su edad y de la vida moderna, sin ser conscientes quizá de que siguen vivos gracias a los conocimientos ancestrales que les transmitió su abuela.
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