El Gabinete Nacional de Australia anunció que todos los trabajadores de residencias de ancianos deberán vacunarse contra el COVID-19.
El Director Médico de la Commonwealth, Brian Murphy, comentó que, entre los trabajadores de los centros de atención a la tercera edad, sólo el 33 por ciento se había vacunado voluntariamente. A la luz de la transmisión a través de Australia de la variante Delta más contagiosa de COVID-19, el Gabinete Nacional se ha visto empujado a requerir la obligatoriedad de la vacunación para este sector.
El gobierno federal, quien trabajará en conjunto con las jurisdicciones estatales y territoriales, exigirá que hasta mediados de septiembre estos trabajadores tendrán que haberse inoculado con, al menos, la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19.
Puntos destacados:
- El Gabinete Nacional comenzó a exigir la obligatoriedad en la vacunación para los trabajadores del sector del cuidado de ancianos.
- Según el Director Médico de la Commonwealth, solo el 33 por ciento de estos trabajadores se ha vacunado voluntariamente hasta ahora.
- "La falta de comunicación y de información, de parte del gobierno y el Departamento de Salud, es el problema", según "María", una enfermera de ancianos que trabaja en el sector hace 21 años.
Si bien muchos de los trabajadores de este sector comprenden la necesidad de vacunarse para proteger a los ancianos que están a su cuidado y que son más vulnerables al coronavirus, también se quejan de que han sido puestos en el foco de la atención pública injustamente y no se han cumplido las promesas que se les hicieron.
Una trabajadora que lleva 21 años trabajando en el sector de la atención a la Tercera Edad, a quién llamaremos "María" para resguardar su identidad, dice que el gobierno no cumple lo que promete, los ha abandonado y no los escucha.
"Muchas enfermeras del sector de la Tercera Edad dijeron que no se iban a vacunar porque sintieron que el gobierno les había prometido algo que luego no se cumplió", dice "María", refiriéndose a los mensajes del gobierno sobre que se vacunaría prioritariamente a todo este sector en sus propios lugares de trabajo, instancia que no se realizó finalmente.
"Nuestros jefes nos decían que buscáramos el doctor y el horario más conveniente para vacunarnos, pero no en el horario de trabajo, que no debíamos faltar. Por eso las enfermeras empezaron a decir: 'no, no nos vamos a vacunar'", dice la enfermera de ancianos, respecto a las pocas posibilidades que les ofrecieron del gobierno y desde sus propios trabajos para poder vacunarse.
Otro de los factores que señala "María" como causa de la baja tasa de vacunación en el sector es la desinformación, sobre las vacunas y, en general, sobre el proceso de vacunación.
"Creo que debería haber más información respecto de las vacunas".
"Hay mucha falta de información. A las enfermeras que cuidan ancianos nadie nos toma en cuenta, en nada", dice "María".
"La falta de comunicación y de información, de parte del gobierno y el Departamento de Salud, es el problema".
Respecto a la necesidad de vacunarse para proteger a parte de la población más vulnerable, los ancianos, y evitar expandir las infecciones, "María" es clara.
"Como trabajadoras de la salud tendríamos que vacunarnos, porque nosotros estamos más expuestas y, a la vez, estamos exponiendo a nuestros residentes que son la población más vulnerable de Australia".
"María" dice que las enfermeras y otros trabajadores del sector de cuidado de ancianos deberían ser oídos para ayudar a solucionar los diversos problemas que aquejan a esta industria.
Necesitamos ser escuchadas y no ser consideradas profesiones de tercera o segunda clase.
"Somos una profesión importante para nuestra sociedad. Somos las que cuidamos a nuestros ancianos", dice la enfermera de ancianos.
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