Puntos destacados:
- Desde noviembre del 2023, todos los estados australianos cuentan con leyes y programas que permiten la muerte voluntaria asistida.
- 2.460 personas con enfermedades terminales han solicitado esta opción en nuestro país desde la aprobación de la muerte voluntaria asistida en Victoria el 2019.
- La decisión de aplicar la eutanasia es un problema complejo que involucra temas éticos, médicos, legales, científicos y religiosos, y posee tanto fervientes detractores como partidarios alrededor del mundo.
Sinopsis:
Desde noviembre del 2023, todos los estados australianos cuentan con leyes y programas que permiten la muerte voluntaria asistida. Nueva Gales del Sur fue el último estado en aprobar una legislación para apoyar a las personas enfermas o con afecciones médicas avanzadas que desean terminar con su vida.
Desde que la muerte voluntaria asistida fue aprobada por primera vez en Australia, siendo Victoria el estado pionero en poseer una legislación sobre la eutanasia en 2019, 2.460 personas con enfermedades terminales han solicitado esta opción en nuestro país.
La decisión de aplicar la eutanasia es un problema complejo que involucra temas éticos, médicos, legales, científicos y religiosos, y posee tanto fervientes detractores como partidarios alrededor del mundo. A este intrincado debate, se suman también los problemas de la aplicación efectiva de los programas aprobados de eutanasia.
La realización exitosa de esta práctica se enfrenta a problemas como la falta de personal médico que las realice, dificultades para acceder a la eutanasia en zonas aisladas y para cumplir con los requisitos exigidos por el gobierno, además del largo tiempo que puede llegar a tomar la aprobación de una eutanasia de parte de las autoridades.
Un reciente reporte de la organización Go Gentle Australia destacó los éxitos del programa de eutanasia, sin embargo, también pide soluciones a los problemas que aún enfrentan los pacientes que desean terminar con su vida.
En SBS Audio conversamos con el experto en bioética y académico de la Universidad de Sydney, Diego Silva.
Escucha el informe en el podcast localizado en la parte superior de este artículo.