Durante su conferencia de prensa del lunes, la Premier de NSW, Gladys Berejiiklian, anunció buenas y malas noticias: se han registrado 15 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas, por lo que el número total de infecciones asociadas al brote de las playas del norte asciende a 83.
Sin embargo, todos estos nuevos casos parecen estar vinculados al brote de las Playas del Norte de Sídney (Sydney Northern Beaches), por lo que el virus aún no se ha propagado en toda la zona metropolitana de Sídney.
No obstante, el anuncio del rebrote detonó una reacción rápida y contundente en los demás estados y territorios de Australia, que han decidido cerrar sus fronteras para los residentes de la capital de Nueva Gales de Sur, y exigir una cuarentena obligatoria de 14 días.
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La jefe médica de NSW, la Dra Kerry Chant anunció que las autoridades aún no han identificado la fuente exacta del brote y la ruta que ha llevado a su dispersión. Hasta el momento, se sospecha que el virus pudo haber sido “importado” por un pasajero de un vuelo comercial proveniente de Estados Unidos.
El misterio en torno a la proveniencia del “paciente cero” ha llevado a un grupo de epidemiólogos a advertir en una carta a las autoridades sanitarias que consideran que el actual confinamiento en las Playas del Norte y las restricciones impuestas a la zona metropolitana de Sídney no son lo suficientemente estrictas para contener el brote.
Este grupo de médicos considera que el día de Navidad y la víspera de Año Nuevo tienen el potencial de ser eventos "desastrosos" y "calamitosos" en términos del peligro de una fuerte propagación del nuevo coronavirus en Sídney.
El Dr Tony Blakely, epidemiólogo y especialista en salud pública de la Escuela de Población y Salud Mundial de Melbourne, describe el actual confinamiento y las restricciones en vigor como un "patrón de retención" que deberá ser extendido hasta después del Año Nuevo.
“Podrían relajar un poco las cosas el día de Navidad y luego endurecerlas de nuevo”, explicó el experto.
“Esos suburbios del norte creo que necesitan permanecer aislados del resto del país y por lo tanto del resto de Sídney hasta por lo menos después de Año Nuevo”, agregó.
Según él, podría tomar hasta cuatro semanas por lo menos para que los números de casos se reduzcan a la eliminación.
El Dr Blakely y otros especialistas también han cuestionado la política de Nueva Gales del Sur de fomentar o incentivar el uso de mascarillas o tapabocas, más no imponerlo de manera obligatoria.
El Jefe Médico en funciones de Australia, el profesor Paul Kelly, catalogó la respuesta del gobierno de Nueva Gales del Sur como "relativamente suave" para contener la propagación de la COVID-19, aunque destacó que las autoridades sanitarias del estado "casi acertaron" en cuanto a la velocidad de su respuesta al brote.
Kelly dijo que el brote seguía siendo "bastante localizado", pero añadió que el éxito del confinamiento de las Playas del Norte no se conocería hasta dentro de unas semanas.
Las acciones de las autoridades sanitarias de NSW han sido contrastadas con la respuesta del estado de Victoria, cuyas autoridades impusieron un confinamiento largo y estricto en julio, cuando la cuidad de Melbourne se enfrentaba a su segunda ola de infección.
En ese sentido, el Dr. Diego Silva, experto en bioética de la salud de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Sídney, dijo a SBS Spanish que considera que el gobierno de NSW está logrando un “buen balance” entre las libertades individuales y la salud pública.
“Tenemos que empezar a preguntarnos cómo podemos llegar a nuestra meta sin coartar la libertad de la población”, explica.El Dr Silva considera que las autoridades sanitarias de NSW hacen bien en observar primero si la población se comporta voluntariamente de manera responsable, de acuerdo con las normas de la nueva normalidad “COVID Safe”, antes de acudir a las fuerzas de seguridad o la policía para imponer sanciones, como se hizo durante el confinamiento en Victoria.
Victoria's hotel quarantine bungle Source: AAP
“Si la población no está haciendo caso, sí no hay ningún otro medio para cual tratar de contener el brote, entonces, como último recurso, lo haces.”
“Yo quiero que demos un chance a la salud pública, a nuestros colegas que están haciendo contact tracing (rastreo de contactos) porque sabemos que son los mejores del país. Tenemos un buen sistema en este estado”, apuntó.
La cuarentena en hoteles: el talón de Aquiles de la respuesta sanitaria de Australia
Tras el nuevo brote de COVID-19 en Sídney, los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria han reforzado las medidas de cuarentena para las tripulaciones de vuelos internacionales que llegan a Sídney y Melbourne, luego de que se conocieran casos de múltiples infracciones a la cuarentena cometidas por tripulaciones de varias aerolíneas.
Hasta la semana pasada, las autoridades de Nueva Gales del Sur, estado que recibe la mayor parte de los viajeros que llegan desde el exterior, permitía a las tripulaciones aéreas a cumplir sus cuarentenas en casa o en un alojamiento designado por su empleador por un período de 14 días o hasta su próximo vuelo hacia el exterior.
Las tripulaciones extranjeras que lleguen a Sídney en vuelos internacionales ahora se verán obligadas a alojarse en sólo dos hoteles designados cerca del aeropuerto, en lugar de los 25 que se utilizan actualmente, y serán vigilados por las autoridades sanitarias y la policía.
Este endurecimiento en las normas de cuarentena viene tras la confirmación que el rebrote del COVID-19 en Victoria se debió a fallas graves en el sistema de cuarentena en hoteles en ese estado, según el informe de la Comisión Real que investigó el programa.
En este sentido, el Dr Silva considera que hay que sopesar el riesgo de la estrategia sanitaria de la eliminación del virus, versus la supresión.
“Tenemos la ventaja que somos una isla, obviamente. Entonces podemos controlar mucho mejor quién entra y quién sale. Ahora, si no quieres ningún caso en absoluto, decís, bueno nadie sale, nadie entra. Pero si vas a dejar que, entre gente, entonces en este caso siempre va a haber un riesgo”, explica.
Asimismo, el Dr Silva apunta que, en todo momento, las autoridades sanitarias deben evaluar la evidencia y el balance entre la libertad individual y las restricciones, sobre la base del objetivo sanitario que se quiere lograr, tomando en consideración que aún hay decenas de miles de australianos que desean regresar al país.
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