El anuncio del cierre de la mayor central eléctrica de carbón del país, siete años antes de lo previsto, no ha pillado por sorpresa a expertos en el campo energético. Su alto coste, el cambio climático y la apuesta mundial por vías solares, eólicas o hidráulicas han forzado que la planta de Eraring sea la última en adelantar su cierre en Australia.
De las 16 centrales eléctricas de carbón que abastecen el mercado de la energía en el país, siete de ellas tienen previsto su cierre antes de 2035, no obstante para expertos como Alfonso Martínez, investigador adjunto en la Universidad de Melbourne, es algo inevitable. El profesor defiende que estas centrales construídas en los años 70, 80 y 90 a día de hoy suponen un coste inasumible y que para 2050 Australia tendrá un sistema de energía 100% renovable.
Todos sabíamos que para 2025 Eraring iba a perder dinero. No merece la pena tener la central operando.
A la pregunta de si el país está preparado para la transición hacia la sostenibilidad, Martínez asegura que Australia está en el camino, con la construcción de alternativas como baterías o interconexiones, aunque afirma, el gobierno federal no ha ayudado demasiado. Por su parte, el usuario se verá beneficiado con la implantación de energías verdes a largo plazo y verá una disminución de precios.
Para Martínez, el hecho de que se cierren centrales de carbón antes de lo esperado en planes creados años antes es lo normal y se muestra crítico con el ministro Angus Taylor por ser el único sorpredido al respecto, afirma.
El único problema que ha tenido Australia según el investigador es que no ha habido una política energética para planificar la transición, pero por suerte, afirma, el sistema federal ha permitido a los estados seguir con políticas independientes. Escucha la entrevista a Alfonso Martínez, investigador adjunto en la Universidad de Melbourne presionando sobre la imagen principal.