El volcán Cumbre Vieja, en la isla española de La Palma no deja de sobresaltar a los vecinos. En las últimas horas, se ha abierto una nueva lengua de lava al final del recorrido de la colada, y se ha producido un terremoto de magnitud 4,3 que se ha sentido en toda la isla.
La colada de la lava tiene una anchura de 1,25 kilómetros y ha arrasado 431,2 hectáreas de terrenos.
Miles de personas han perdido sus casas y terrenos para siempre, aunque no se han ocasionado heridos o fallecidos.
Puntos destacados:
- El volcán Cumbre Vieja ha destruido alrededor de 1,000 edificaciones y ha provocado la evacuación de unas 6,000 personas, tras casi 20 días de intensa actividad.
- La colada de la lava tiene una anchura de 1,25 kilómetros y ha arrasado 431,2 hectáreas de terrenos.
- La lava se desplaza ahora hacia el mar a través de un túnel en el interior de la colada.
La doctora Teresa Ubide Garralda, profesora de vulcanología de la Universidad de Queensland, explicó a SBS Spanish que “es muy difícil saber cuánto va a durar la erupción”.
“Basado en erupciones pasadas históricas en La Palma, esperamos que dure de unas pocas semanas a unos pocos meses”.
El contacto de la lava con el mar ha formado una plataforma llamada “fajana”, que va ganando terreno al mar a medida que la lava se acumula.
El pueblo de Tazacorte ha visto cómo la lava llegaba al océano a través de su costa, una zona pesquera y de cultivos de plataneras de la que viven numerosas familias en la isla.
“Cuando la lava llega al mar se enfría en contacto con el agua, el agua se calienta y se convierte en vapor y se generan gases tóxicos, por lo que es importante respetar las zonas de exclusión”, explica Ubide.
De sus 4,600 habitantes, cerca de 600 han tenido que ser evacuados y muchos han perdido sus casas, campos de cultivo y la pesca que faenar.
La concejala de seguridad de Tazacorte, María del Mar Pérez, explicó que “las zonas de gases estaban evacuadas, pero gracias a las condiciones meteorológicas y a la dirección del aire, no a afectado a la población”.
Sin embargo, la colada de lava ha bloqueado carreteras, lo que está dificultando a los agricultores el acceso a sus campos de plataneras para poder regarlas y salvar la cosecha.
“Hay que desplazarse y dar la vuelta casi a media isla. Muchas de esas fincas pertenecen a personas que han perdido su vivienda y lo que les queda es la finca, que es su medio de vida. Se ven afectados en su economía, ya que el plátano es su modo de vida”, relata la concejala.