Puntos destacados:
- Isa Catepillán es heredera del linaje ancestral de los Mapuche-Williche, una cultura indígena chilena de tradiciones textiles.
- En seis meses logró completar su primera colección de vestidos de novia hechos totalmente a mano.
- Isa Catepillán es hoy una reconocida diseñadora de vestidos de novia elaborados con ganchillo.
Desde pequeña Isa Catepillán sentía necesidad de expresarse artísticamente, pero nunca fue consistente en ninguna técnica. Sin embargo, la crisis de identidad que le provocó establecerse en Australia la llevó a cambiar su apellido por el de su abuela indígena y a refugiarse en el crochet. Y a manera de catarsis, ante todos estos cambios, la chilena comenzó a tejer y tejer y no paró hasta terminar su primer vestido de novia.
Para Isa Catepillán fue una agradable sorpresa ver terminado, en tan solo unas semanas, un vestido que pensó le llevaría por lo menos un año. Con ese impulso siguió tejiendo y tejiendo y poco a poco sus creaciones se fueron multiplicando. No pasó mucho tiempo para que la gente empezara a notar y a halagar su trabajo.
Isa entonces decidió que sería una diseñadora integrada al movimiento slow-fashion, cuyo trabajo hablaría de la fuerza femenina y su conexión innata con los procesos naturales, como una manera de rendir homenaje a los linajes femeninos de su familia.
El viaje que la llevó a reencontrarse con sus raíces
A los 28 años Isa Catepillán dejó Chile y emprendió un viaje de aventura que duró mucho tiempo. Primero fue España, después Nueva Zelanda, y desde ahí comenzó a explorar la región hasta llegar a Asia.
Cuando su aventura mochilera estaba a punto de terminar, la chilena decidió hacer una parada en Australia con la idea de obtener una visa de trabajo, explorar el país y continuar su ruta hacia Europa o América Latina.
Sin embargo, antes de llegar a Australia, Isa retornó brevemente a Chile, su casa, donde encontraría la pieza clave del rompecabezas que había estado armando en los últimos años de su vida.
“Ahí me reencontré con una caja de restos de lanas y ganchillos y dije, bueno le voy a dar una oportunidad a esto. Entonces tejí varias cositas antes de venir a Australia y me las traje para ver si podía venderlas en algún mercado”, relata la diseñadora.
Vestido de novia creado por Isa Catepillán. Source: Sam Clarke Photography
Isa comenzó a vender ponchos y bikinis tejidos a mano en ferias y mercados de Australia. El resto del tiempo trabajaba como mesera, cuidadora de niños, limpiando casas y poco a poco iba llegando la hora de irse nuevamente, cosa que esta vez no quería que ocurriera, pues sentía una conexión especial con el país.
“Cuando llegué a Australia sentí una conexión muy grande con la tierra, con el mar, con la naturaleza… y desde el primer día decidí que quería estar más de un año. Pero cuando llevaban 8-9 meses fui a hablar con un abogado y me dijo que no había opciones para quedarme”, explica la artista.
A los pocos meses a Isa se le presentó la oportunidad de quedarse en Australia de manera permanente y ella, aunque estaba feliz con la idea, entró en una crisis existencial: dejaría de ser trotamundos para ser una residente permanente.
El linaje artesanal de los Mapuche-Williche unido al apellido de la abuela
La crisis de identidad que le provocó decidir establecerse en Australia llevó a Isa a cambiar su apellido por el de su abuela Mapuche-Williche.
Pero tomar el apellido de la abuela era algo más allá que un simple trámite burocrático. La abuela era una figura muy importante para la diseñadora y tomar su apellido la obligaba a indagar más en la cultura de su abuela.
“Ella era indígena de sangre y su apellido era indígena, pero lamentablemente fue muy discriminada”.
Isa buscó con esta adopción del apellido de su abuela cambiar la historia de discriminación por una de orgullo.
“Entre culpar a mi abuela por no haber estado orgullosa de sus raíces, dije bueno yo puedo hacerlo, yo puedo estar orgullosa de mis raíces, yo puedo conectar y puedo sanar ese linaje de alguna manera”.
Días y noches tejiendo
La artista cuenta que las primeras semanas con el apellido de la abuela fueron una especie de batalla emocional; sabía que tenía un compromiso con su abuela de portar su apellido con orgullo, pero no encontraba la manera de hacerlo de manera tangible.
A manera de terapia, y un poco para seguir con su trabajo de producir prendas para vender, Isa Catepillán volvió a la faena de sentarse a tejer.
Durante esos días, en la mitad esta crisis por la que estaba atravesando, empecé a tejer el primer vestido. Pensé que era algo original que las novias se pudieran casar con una opción más natural y hecha a mano.
Para Catepillán este fue también un proceso de autoconocimiento y de revelación. “Me di cuenta de que si algo realmente me gustaba, podía desarrollar la habilidad así de rápido. Y también sentí que en realidad solo estaba canalizando algo que ya traía en la sangre”.
Lo que esta chilena descubriría después es que la cultura de su abuela, los Mapuche-Williche, tiene una tradición textil y de tejidos muy extendida.
Y en una especie de realismo mágico, una vez que Isa terminó el primer vestido de novia, se entregó a la tarea de tejer, día y noche.
Vestido de novia creado por Isa Catepillán. Source: Sam Clarke Photography
Fue una catarsis tan poderosa que en seis meses la diseñadora logró lo inimaginable: completar su primera colección de vestidos de novia hechos totalmente a mano.
Para ella era un hecho que las habilidades de las mujeres Mapuche-Williche, indígenas de la isla de Chiloé en el sur de Chile, estaban de manifiesto en las creaciones de esta artista.
Detalle de vestido de novia tejido por Isa Catepillán. Source: Sam Clarke Photography
En sus creaciones se puede apreciar el linaje artesanal que viene de generaciones y que valora cada detalle, cada rasgo, cada movimiento, tanto de la pieza como del cuerpo que la portará.
Escucha la entrevista con la diseñadora Isa Catepillán en el podcast que se encuentra al inicio de la página.
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