La primera vez que Iván Donato sufrió la embestida de un comando militar en su hogar tenía apenas 14 años.
Era un mediodía de 1974, en Santiago de Chile, cuando unos 15 uniformados armados irrumpieron súbitamente en su casa gritando, “¡todos afuera, contra la muralla!”, interrumpiendo así su “pichanga” (juego de fútbol) con sus hermanos.
Iván cuenta que no iban al colegio en esa época. Las clases escolares aún no se habían retomado del todo desde el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
“En enero de 1974 llegó el regimiento BUIN que es un regimiento militar. Llegaron dos camiones con efectivos militares, con fusiles y todo eso, y entraron a la casa de nosotros a buscar a nuestro padre. Se metieron de manera muy violenta, nos sacaron a nosotros, lo recuerdo muy perfectamente”, cuenta Iván Donato a SBS Spanish desde su casa en Melbourne.
Los militares se llevaron a su padre, Jaime Donato, después de preguntar dónde tenía escondidas las armas, la excusa que permitía a los militares “entrar con facilidad” a las casas, según explica Iván.
“Se lo quisieron llevar a mi viejo porque, debe suponerse, por las actividades que había estado teniendo, porque él fue presidente de Chilecta, la compañía chilena de electricidad. Él era sindicalista, y además, pertenecía al Partido Comunista de Chile,” explica.
“En esa época ya estaba el golpe militar, y la gente no salía. Siempre había muy poca gente en las calles y había un temor muy grande”.Dos días más tarde, Jaime regresó a su hogar después de haber sido torturado. Él y su esposa Mariana decidieron ocultárselo a sus cinco hijos.
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“Nosotros supimos de la tortura años después. Nunca se nos contó. Eso quedó con mi mamá. Mi vieja después me contó, ‘¿tú supiste? ¿te acuerdas del año 74 cuando llegaron los militares y se llevaron a tu padre? Bueno, fueron dos días de torturas para tu padre’”, recuerda Iván.
“Había llegado muy mal, psicológicamente y físicamente. Con nosotros se había portado muy bien para que no nos diéramos cuenta de que había sufrido vejámenes. De golpe y puños. Y le hicieron otro tipo como el ‘submarino’, sumergir el cuerpo dentro de un barril de agua.”
Iván considera que lo que hacían los agentes era “tratar de exterminar al ser humano en la tortura”.
“¿Qué clase de mentalidad tiene un ser humano para llegar a eso?”, cuestiona.
Durante la dictadura de Augusto Pinochet, la disidencia y las ideas contrarias al régimen eran duramente censuradas y castigadas sin piedad. Cualquier persona que pensara distinto podía ser denunciada, arrestada, desparecida y ejecutada.
“Se vivía una situación bien rara en esa época porque la gente empieza a tener miedo de la situación que existía; el no saber qué estaba pasando. Mucha gente en la cuadra delataba, por ejemplo, a otro tipo de gente. Porque uno podía llamar por teléfono y decir, ‘yo pienso que éstas personas son raras... algo están haciendo…’ Si uno tenía muchas reuniones, uno era ‘raro’”.
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'Disappeared' during Pinochet: Son vindicated by landmark ruling 40 years after father's death
Iván Donato Source: SBS Spanish
Según estiman los informes de la Comisión de Verdad y Reconciliación, la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, y la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, el total de víctimas fue de más de 40.000 personas, de las cuales al menos 28.000 fueron torturadas y más de 3 mil fueron asesinadas o “desaparecidas”. Más de 200.000 personas huyeron al exilio.
A las semanas del golpe que acabó con el gobierno democráticamente electo de Salvador Allende, ya las fuerzas miliares represoras habían penetrado todas las esferas sociales.
“Yo comencé las clases en el liceo en 1974, en el Liceo Gabriela Mistral en Santiago. Yo voy a la primera clase, veo que el capitán del regimiento BUIN pasa a ser el director del liceo. Uno dice, ¿qué hace el capitán general de un ejército siendo el director de un liceo, cuando deberían ser otras las personas? Era para poder manejar mucho mejor a los muchachos de allí. Supimos, yo no tenía la menor idea, pero con profesores, conversando, dijeron que habían desaparecido muchos profesores del Liceo Gabriela Mistral. Habían sido torturados y los que estaban allí, los que poco habían quedado, nos contaban que tengamos mucho cuidado”.
“Jaime Donato, mi padre, era muy conocido en la zona. Me decían, ‘Jaime Donato... Ah... Tengan mucho cuidado, por favor. Yo sé y comprendo la situación de tu padre. Sé por la situación que pasaste, pero te pido por favor, que tengas mucho cuidado, porque se está llevando una política militar dentro de las instituciones educacionales’”.Al año de su primer arresto, Jaime Donato se vio obligado a abandonar su hogar permanentemente para proteger a su familia de la persecución. Vivió en varias “casas de seguridad” del Partido Comunista. Los hijos tampoco recibieron explicación de por qué su padre no podía vivir ya con ellos. Pero a pesar de la cotidianidad alejada, Iván recuerda que su padre se mantuvo siempre presente.
Augusto Pinochet y la junta militar en 1973. Source: AP
“Nosotros éramos muy futbolistas los hermanos, jugábamos en un club de allí del barrio que se llama Santa Teresita”, recuerda.
“A mi papá siempre le gustaba ver los partidos cuando nosotros jugábamos. Ese fue el recuerdo bien hermoso que tengo porque, cada vez que terminaba el partido, nos íbamos a la casa a conversar. Habitualmente nos gustaba preguntar, ‘¿qué te parece papi? ¿Cómo jugué yo?’ Él siempre nos decía lo que pensaba sobre cómo habíamos jugado y en qué nosotros podríamos cambiar alguna técnica, entonces era un resto de fin de semana bien social. Allí era el padre que nosotros conocíamos, de cosas de fútbol, y él nunca falló”.
La inocencia arrancada de golpe
La última vez que Iván vio a su padre fue aproximadamente una semana antes de su desaparición. Tenía 16 años.
“Mi mamá me dice, ‘¿te gustaría ir a ver a tu papá?’ Y yo dije, ‘por supuesto. ¿Dónde está?’. ‘En la casa de seguridad, yo te llevo’,” cuenta Iván.
“Él estaba muy sorprendido. Iván, me dice, ‘¡estás grande!’ ‘Si’, le dije yo. Allí me explicó que estaba muy difícil la situación para retornar a casa, que comprendiera, y así fue la cosa. Pero fue muy grato haberlo visto una semana antes porque hacía tiempo que no lo veía, unos dos o tres meses”.
Jaime Donato fue secuestrado el 5 de mayo de 1976 como parte del notorio caso Conferencia I.
En la Calle Conferencia, en Santiago, se ubicaba una casa del Comité Central del Partido Comunista. Allí, agentes de la Dirección de Inteligencia (DINA) instalaron una “Operación Ratonera”. Los agentes de la DINA se apostaron en la casa. Cada vez que llegaba alguien vinculado al partido, era arrestado.Décadas después, se conoció que algunos de los desaparecidos de los casos Conferencia I y Conferencia II fueron trasladados a los cuarteles de Villa Grimaldi, Tres Álamos y Simón Bolívar, centros de detención donde los presos eran brutal y sistemáticamente torturados para extraerles información.
Chileans have turned out to remember those still missing from the dictatorship of Augusto Pinochet. (AAP) Source: AAP
La familia Donato se enteró de la desaparición de Jaime días después de su secuestro.
“Me recuerdo bien. Estaba en casa de mi tía, que es la hermana de mi papá. Mi tía Judy dice, ‘llamó tu madre y tiene muy malas noticias, al parecer tu padre Jaime está desaparecido. Lo tomaron preso y no saben dónde está”, recuenta Iván.
“Le recomendaron (a mi madre) que se dirigiera a la Vicaría de la Solidaridad y allí se sabe, cuando ella llega a la Vicaría, que estaban otros familiares de otros que habían desaparecido junto a mi padre. Entonces allí armas el cuadro de lo que estaba pasado en ese momento”.En la Vicaría, la madre de Iván, Mariana Guzmán, comienza a ser miembro activo de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, una asociación dedicada a la búsqueda de los secuestrados por el régimen militar.
Cut-out depicting victims of human rights abuse during the rule of former dictator Augusto Pinochet hang on a fence next to the "La Moneda" ¡n 2015. Source: Reuters
“Así comienza la búsqueda para saber la realidad de lo que le pasó. Y lo más terrible es que empieza a llegar más gente, y más gente, y más gente, pasando por la misma situación”, dice Iván.
Mariana, quién nunca volvió a casarse por querer honrar la memoria de su marido, participó en varias huelgas de hambre. Asimismo, introdujo una serie de querellas contra la DINA y su jefe, el general Manuel Contreras.
Según documenta la ficha de Jaime Donato en , un archivo digital que recopila información sobre las víctimas de la dictadura de Chile, Mariana realizó múltiples gestiones para ubicar el destino final de su marido.
En 1976, presentó varios recursos de amparo, tanto individuales como colectivos, ante la Corte de Apelaciones de Santiago, solicitando información sobre el paradero de su esposo. Éstos fueron rechazados.
Ante las negativas, las familias de los desaparecidos presentaron una querella criminal en junio de 1976 por el delito de secuestro. Solicitaron que se citara a declarar al coronel del Ejército, Manuel Contreras Sepúlveda, director de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). En respuesta, la DINA interpuso una queja ante la Corte Suprema, por encontrar “prepotente e insolente” que se citara “a su jefe máximo a declarar”, según indican los registros de Memoria Viva.
Con el pasar de los años, hubo un sin fin de gestiones judiciales que terminaban en negativas fundamentadas en información incompleta, más apelaciones y más rechazos.
“Era como golpear en contra de la muralla y no tener respuesta concreta respecto a la situación de mi padre y la gente que participó en esta apelación. Es como golpearte cada vez con estas cosas y uno va como no creyendo en el sistema de justicia”, dice Iván.“Ahora sabemos que la justicia chilena estaba a favor de los militares, era un conjunto que estaba coordinado”.
Members of the Chilean Australian community from the National Campaign for Truth and Justice in Chile, Australia wear pictures of some of the victims. Source: AAP
La ardua labor de buscar a Jaime ocasionó estragos en la familia Donato. Las secuelas de las huelgas de hambre, la desesperanza y la ansiedad continúan impactando la salud de Mariana hasta el día de hoy.
Iván acompañó a su madre en su calvario. A sus 16 años se convirtió en “el hombre de la casa”, por lo que tuvo que abandonar el liceo para trabajar en el mercado como “feriante”, vendiendo vegetales y fruta para proveer para la toda la familia.
“Era muy confuso, confuso para nosotros también porque mi padre había sido desaparecido, y era él que traía la comida, nos alimentaba. Crecer sin un padre es terrible porque está ese vacío muy grande que uno necesita llenar”, lamenta Iván.
Pero a pesar de que la familia Donato intentó seguir con su vida, las autoridades la mantuvieron bajo observación constante, según el recuerdo de Iván.
“Siempre tuvimos autos afuera de la casa con agentes. Un día a mi hermano Alex lo llamaron. Esos agentes le dijeron que por favor mi mamá terminara de buscar a su esposo. ‘A tu papá, porque tu papá está muerto. ¿Para qué siguen buscando?’”, recuenta.
“Siempre teníamos gente que nos seguía. Si hubiesen querido hacer algo, pudieron haber actuado sin problemas, pero esto era el hostigamiento que siempre tuvo la familia después de la desaparición de mi papá, por la actitud de mi madre de seguir luchando para encontrar a mi padre”.
El exilio
Años más tarde, en 1986, llegó la represión que rebosó el vaso de la familia Donato.
Nelson Donato, hermano de Iván (quién para ese entonces ya era padre de su primer hijo), fue detenido por las autoridades, luego de que irrumpieran brutalmente en el hogar de los Donato.
“Violencia verbal, te empujaban, te pegaban aquí, en la espalda. Llegaba otro con la pistola y te la ponían aquí (al cuello)”.
Agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) buscaban documentos del Partido Comunista, ya que Nelson Donato militaba en la organización.
“A mí me impactó el ingreso de los agentes, mi mamá tiritaba. Yo le decía, ‘mami tranquila’. Entonces el compadre, el jefe de allí, él no actuaba violentamente, pero los otros sí. Dieron vuelta a las camas, los documentos, dejaron todo terrible, como si hubiese pasado un huracán,” recuerda Iván.“Cuando fue detenido mi hermano, fueron para él quince días de tortura. Existía un decreto ley, se lo podía tener a uno quince días preso sin que ellos notificaran que estaba preso. En esos 15 días, la gente tenía la posibilidad de sacar todo tipo de información. Allí creo que la familia se quebró completamente”.
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“Se tuvo que ir mi hermano Alex, me fui yo porque no quería estar en la casa, y se fue Mauricio, que era el más pequeño. Ese fue un golpe terrible porque volvimos a revivir un poco lo del ‘76. Mi vieja estaba completamente destruida”, cuenta Iván.
Los Donato se trasladaron a Buenos Aires y desde allí buscaron refugio en Australia.
“Agradecemos enormemente que Australia nos hubiese cobijado bien pronto, rapidito nos acogieron como refugiados políticos”.
Fallo de Italia contra represores del Plan Cóndor
Lo que los Donato no imaginaban es que su primera victoria legal se daría en julio de 2019, veinte años después de que se iniciara en Italia un proceso para juzgar a represores acusados de la desaparición de una veintena de ciudadanos italianos de izquierda en el marco del Plan Cóndor: una operación ejecutada por las dictaduras de Argentina, Uruguay, Bolivia, Perú y Chile en la década de los 70 y 80, y aupada por la CIA.
El litigio de Italia comenzó un año después de que se ordenara la detención de Augusto Pinochet, tras la investigación del juez español Baltasar Garzón. Al principio, el proceso solo incluía a víctimas argentinas con ascendencia italiana, pero a medida que avanzaron las investigaciones, se descubrió que los países vinculados en la Operación Cóndor compartían información sobre sus opositores con el fin de exterminarlos.
Fue así que el proceso se extendió a ciudadanos italianos de otros países del Cono Sur, y cómo, eventualmente, Jaime Donato entró en la lista de nacionales italianos reivindicados.
“Los italianos habían empezado con los ítalo-argentinos. El equipo italiano en Italia comenzó a investigar la situación de la Operación Cóndor y logró entender que no solamente era un país, sino que eran varios países que habían participado”, explica Iván.Se considera que el jefe de la DINA, el general Manuel Contreras, fue uno de los autores del Plan Cóndor.
Adriana Rivas with Manuel Contreras, the head of DINA. Source: SBS
El histórico proceso de Italia abre la puerta a otras cortes para que se puedan enjuiciar a personas de terceros países, y en otras jurisdicciones, por crímenes cometidos contra sus ciudadanos.
A pesar de que la sentencia llegó después de la muerte de varios de los represores culpados, y el hecho de que los condenados sobrevivientes aún tienen posibles defensas, para los Donato, fue una victoria irrefutable.
“(Sentí) una alegría inmensa. Considero que Italia ha hecho lo que no ha hecho Chile por los familiares de los detenidos desaparecidos: que nosotros tengamos justicia”, afirma Iván.
Pilar Aguilera, de “Justice in Chile”, recuerda cuando recibió la buena noticia.
“Estaba en el trabajo cuando Iván me manda un mensaje y me manda el link de la noticia. Yo lo llamé y hablamos el asunto, y él estaba muy emocionado, muy emocionado”.
“‘¡Ganamos!’”, le decía Iván a Pilar.
File images of "disappeared" Uruguayans. Source: AAP
Fue como un sentido de júbilo, de ganar, de ganar algo.
“Fue un día muy importante, porque es como que finalmente un logro para muchas de esas familias. Nos da alegría que los italianos sean los que están llevando este caso. También un poco de rabia de que eso no se dio en América Latina, siendo que la Operación Cóndor fue ahí. Que tal vez hay mucho que desear de los procesos judiciales en América Latina”, dice Pilar.
Para Iván, lo más importante es que deja un precedente.
“Deja establecido que ocurrió un crimen genocida, cuáles son los culpables y cómo se llevó a cabo”, sentencia Iván, al tiempo que añade:
“Yo estoy porque exista un tribunal como Nuremberg que se abra a toda la gente que fue torturada, desaparecida y aniquilada”.
Víctimas y exagentes de Pinochet en Australia: El caso de Adriana Rivas
Por décadas, rumores de que Australia había acogido a exagentes de la dictadura de Pinochet, al igual que a las víctimas de su régimen, atormentaban a gran parte de la comunidad chilena en Australia.
Así que cuando en 2013 SBS Spanish reveló que Adriana Rivas, exagente de la DINA y antigua secretaria de Manuel Contreras residía en Australia desde 1978, la comunidad decidió organizarse.
Iván Donato impulsó la creación de “Justice in Chile”, una organización sin fines de lucro que representa los familiares de las siete víctimas (incluyendo una mujer embarazada) que presuntamente desaparecieron en operaciones vinculadas con Adriana Rivas.Rivas, quien niega los cargos de los que se le acusa, se encuentra actualmente detenida en Australia mientras se procesa un pedido de extradición a Chile, país del cual se fugó para evitar ser juzgada por delitos de lesa humanidad, como lo es el secuestro agravado.
Sydney woman Adriana Rivas arrested over alleged Pinochet-era kidnapping in Chile Source: SBS News
Iván ha viajado de Melbourne a Sídney en varias oportunidades para presenciar las audiencias del caso de Rivas.
“Me siento no sé… ¿Sería malo decir alegre, contento, que en una parte en el mundo como en Italia, o aquí en Australia, se puede demostrar que en Chile ocurrió algo terrible?”, se cuestiona.
“Es raro, la he estado mirando… Viene esa tranquilidad de que ella está siendo juzgada por delitos que según ella no ha cometido”, confiesa Iván.
Entre 1993 y hasta su muerte en 2015, Manuel Contreras fue acusado, sentenciado y condenado a prisión por múltiples asesinatos, secuestros y desapariciones cometidos mientras estuvo al frente de la DINA.
Contreras murió enfrentándose a más de 500 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos en más de 30 casos judiciales.
Adriana Rivas no está vinculada al caso Conferencia I, donde cayó Jaime Donato. Sin embargo, la exagente de la DINA que trabajó directamente con Contreras, está presuntamente implicada en el caso Conferencia II. Se le acusa de estar vinculada al secuestro agravado de Víctor Díaz, el segundo a cargo del Partido Comunista, que ocurrió la semana siguiente de la desaparición de Donato.
La organización del Caso Conferencia II es adjudicada a la Brigada Lautaro, a la cual Rivas presuntamente perteneció. Se sospecha de que esta misma brigada también estuvo detrás del Caso Conferencia I.
Cicatrizando las heridas de una política del terror
La familia Donato es de las pocas que conoce parte de la historia de lo que sucedió con su ser querido desaparecido. Un informe de las Fuerzas Armadas reveló que el cuerpo de Jaime Donato fue lanzado al mar, en las costas de San Antonio, a unos 115 kilómetros de Santiago.
A Iván le pesa el saber que el cuerpo de su padre fue probablemente envuelto en un saco, puesto en rieles y lanzado al agua. Su mayor deseo hubiese sido poder darle sepultura.
“Es lo que uno más anhela, que el cuerpo esté y se le diga el adiós que corresponda. Aquí está el cuerpo, es como es una tranquilidad que a uno le daría. Es un pesar que uno tiene, pero sería extraordinario”.
“Yo siempre le digo a mi mamá, ‘prefiero ver el cuerpo de mi padre y así yo podría morir tranquilo. Y feliz de que… No sé… De que logré enterrar a mi viejo y poder ir a verlo siempre. Mis otros hermanos, algunos no piensan lo mismo. A mi mamá no le gustaría ver el cuerpo de mi papá. Prefiere dejarlo así.”
A pesar de saber que los restos de su padre están allí, Iván no va San Antonio.Hasta el sol de hoy, le cuesta relatar su historia. Raramente otorga entrevistas o habla abiertamente sobre su pasado. El estigma y el miedo calaron profundamente.
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Pilar Aguilera describe a Iván como una persona reservada.
“Él es bastante callado. El no habla mucho, pero sí cuando habla, habla con un propósito, y habla cuando es necesario hablar. Yo sé que él desde hace mucho tiempo no había hablado del caso de su papá. Sale todo este caso con Italia, con Operación Cóndor, yo creo que ahí él se da cuenta de lo importante que es para él decir su historia y hablarla.”
Iván dice que decidió contar su historia ahora, solo para que las nuevas generaciones se enteren de lo que muchas familias como la suya sufrieron.
La llegada hace dos años de su nieta, “Ambie” le ha ayudado a sanar sus heridas.
“(Es) hermosa. Llena de alegría y esperanza,” dice con orgullo.
“Es vivir de nuevo, es una nueva vida para nosotros…”
Iván mantiene la foto de su nieta junto a la de Jaime en el refrigerador. Cuenta que su padre siempre quiso tener una hija, pero no pudo.
Sin embargo, sabe que ella, aunque viva en Australia, cargará también con un legado que no escogió.
“Vendrá el tiempo en que tendremos que contarle todo”.