En una acción sin precedentes en la vida política del país, soldados del ejército fuertemente armados con fusiles de asalto y policías antimotines entraron al llamado Salón Azul de la Asamblea Legislativa, previo a la llegada de Bukele para rezar frente a los diputados.
El conflicto se desató por la negativa de los legisladores a aprobar un préstamo de 109 millones de dólares que el Ejecutivo requiere para la compra de equipamiento del ejército y la Policía y que es clave para mantener en marcha un plan en contra de las violentas pandillas.
Tras su insólita aparición en el Congreso, Bukele se dirigió a sus seguidores fuera del recinto parlamentario y desde una tarima en la calle lanzó un ultimátum a los diputados, dándoles una semana para aprobar el crédito.
El diputado del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Jorge Shafick Handal, calificó de "autoritario" al gobernante y recalcó que hay aspectos del préstamo "que todavía se deben revisar" antes de aprobarlo.
Amnistía Internacional recordó que el despliegue militar y policial en el Congreso no hace más que recordar "las épocas más sombrías" de la historia de El Salvador, y señaló que el presidente Bukele debe "salvaguardar" el legado de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a una guerra civil de doce años el 16 de enero de 1992.
La Unión Europea también se expresó con "gran preocupación" por el enfrentamiento.
Sobre este incidente, conversamos con el director del Centro de Derecho Humanos en El Salvador, Miguel Montenegro.