Al momento de publicación, se registran más de 5 millones de casos de coronavirus en el mundo y casi 333,000 decesos. Han habido al menos 106,000 casos nuevos confirmados en el mundo, a medida que el virus acelerara su recorrido por los países más pobres, como los de Latinoamérica.
Brasil es ahora el tercer país con el mayor número de infectados, con casi 272,000 casos confirmados de COVID-19, y casi 18,000 fallecidos. En México van más de 6,500 muertos, por lo que ya sobrepasó el número de decesos registrados en China. Con casi 60 mil casos confirmados de coronavirus, México se encuentra ya en el puesto número 16 a nivel mundial.
Los números de infectados y muertos en algunos países de América Latina son ya equiparables a los observados en los países más afectados de Europa. Sin embargo, se teme que las grandes carencias de los sistemas de salud pública en la región y sus desigualdades socioeconómicas, signifiquen un resultado final aún más nefasto, comparativamente con países ricos. Además, los estragos no se podrán contabilizar por años.
Puntos Destacados:
- Los brotes de COVID-19 en algunas metrópolis de América Latina están superando ya los peores registrados en Europa.
- Se teme que factores como la desigualdad socioecocómica impidan el prologamiento de la cuarentena, y por tanto, generen un repunte en el número de contagios.
- Sin embargo, existen otros factores característicos de la región que podrían aliviar el exceso de muertes por COVID-19.
Cifras registradas mucho menores a las reales
Se sospecha que en la mayoría de los países latinoamericanos, las cifras reales de infección, muerte y recuperación por el virus son mucho mayores a las registradas.
El demógrafo Vladimir Canudas Romo de la Universidad Nacional de Australia, contó a SBS Spanish que el número de pruebas realizadas en Latinoamérica para detectar el coronavirus es mucho menor al de Europa y Estados Unidos, por lo que las tasas de infección, recuperación y fatalidad por COVID-19 podrían ser mucho más altas.
“El país que probablemente ha hecho más pruebas en toda la región es Chile, por número de personas, y ni siquiera llega a la mitad de las que se han hecho en Estados Unidos o en los países europeos”.
Esto nos dice que efectivamente, las muertes que estamos viendo del COVID-19, son sólo muertes (de personas) que previamente habían sido positivas en una prueba.
Preocupa especialmente el caso de Brasil, dónde “se calcula que sólo el 50 por ciento de la población se ha mantenido en cuarentena, y ha habido desinformación por parte del gobierno".
"El presidente mismo no cree que se tan grave este virus, y por lo tanto, se ha extendido tan gravemente la epidemia,” explica Canudas Romo.
Esto implica que las cifras de mortandad allí por el virus podrían resultar muchísimo más altas, equiparables a los fallecimientos de un país en guerra.
Sin embargo, países como Argentina y Colombia, que adoptaron medidas de cuarentena tempranas, han logrado proteger a gran parte de su población, y así controlar un repunte del virus. La interrogante es cuánto tiempo más podrán mantener el confinamiento.
Otro de los problemas es que la pandemia de la COVID-19 pilló a América Latina en un momento en que muchos de sus sistemas económicos ya estaban de por sí estancados o encarecidos y la mayoría de la población “no pueden darse el lujo” de quedarse en cuarentena y no salir a trabajar. Esto implica que las poblaciones más vulnerables quedarán más expuestas a la enfermedad.
Sin embargo, la pirámide poblacional joven y la economía informal que definen a la región, además de otros factores característicos, podrían funcionar conjuntamente como contrapesos que a la vez exponen y protegen a la sociedad.“En Latinoamérica tenemos la ventaja de ser una población joven, comparando, por ejemplo, con Europa (donde la mayor parte de los decesos son de personas mayores)… y por lo tanto eso puede ser en beneficio de la población”, apunta Canudas Romo.
Woman delivering food to people struggling due to the new coronavirus pandemic, at the Para-Pedro favela in Rio de Janeiro, Brazil. Source: Silvia Izquierdo/AP
“La otra ventaja que tiene la región es que es muy obediente a las campañas de vacunación,” añade. Sin embargo, “en contra está la densidad poblacional”, especialmente en las grandes ciudades y los barrios marginales.
Otro factor que podría catalizar el avance de la pandemia en la región son los grandes movimientos migratorios, como es el caso de los venezolanos. Muchos de ellos ahora se están viendo en la obligación de retornar a pie a sus lugares de origen, porque ya no hay trabajo en los países que los acogían.
“Hay una migración de retorno muy complicada,” recalca el experto. “Desafortunadamente, los países aledaños a Venezuela no se han dado abasto para cubrir a su propia población, y ese gran número de venezolanos que se fueron a buscar mejor suerte a otros países se están viendo en el limbo”.
La conjunción de todas estas variables apuntan a que la pandemia podría afectar de distintas maneras la composición poblacional a futuro.
¿Cómo afectará la pandemia la demografía futura de la región?
Según un análisis publicado por The New York Times, las muertes se duplicaron en Lima la semana pasada, por lo que son comparables con el mes más funesto de la pandemia en París. Las muertes se triplicaron en Manaos, ciudad de la Amazonía brasileña, donde el brote ha sido similar al de Londres y Madrid.
Las escenas de terror que se vieron en Guayaquil, Ecuador, donde la población se vio obligada a abandonar cadáveres en las calles en abril porque la morgue no se daba abasto, son equiparables a las que se vieron en Nueva York, donde miles fueron enterrados en fosas comunes durante el pico de la enfermedad allí.
Canudas Romo explica que los demógrafos no sabrán por años la cantidad de muertos por COVID-19, ya que deben esperar a que los distintos países publiquen sus cifras de mortandad finales nacionales, y eso es “un proceso muy lento”.
Asimismo, el demógrafo añade que la metodología para cuantificar los decesos se hará calculando el exceso de muertes por un año, comparativamente con años anteriores.
Sin embargo, el experto considera que es posible que para América Latina, el resultado sea un balance de muertes, y no un exceso de muertes como el que se observa ahora, ya que la cuarentena ha impedido el libre tránsito.
Tendremos que esperar un par de años para empezar a trabajar (las causas de muertes). Pero lo que esperamos es que va a ser de alguna forma un balance, afortunadamente.
“Estas cuarentenas están cortando el número de muertes que se tiene por accidentes en las carreteras, que son altísimos … El no salir está bajando ese número. Y por otro lado, tenemos el exceso de muertes por COVID. Entonces, al hacer eso, a lo mejor lo que vemos es un balance y no tenemos el exceso de muerte que se podría pensar.”
El experto también explica que es probable que veamos una caída en la esperanza de vida, como ocurre usualmente con las pandemias, pero que al pasar de los años, regresará probablemente a los niveles anteriores a la epidemia.
Escucha la entrevista completa dándole click arriba.