Con emoción y patriotismo, pero también protegidos con mascarillas contra la COVID-19 votaron el domingo 25 de octubre miles de chilenos en Australia para decidir en un plebiscito “histórico” si cambian o no la Constitución heredada del régimen de Augusto Pinochet, mientras otros centenares no pudieron desplazarse a los centros de votación por el cierre de las fronteras domésticas en el país oceánico.
Sin poder contener las lágrimas al ser preguntado ¿por qué vienes a votar?, el músico chileno Daniel Vargas, quien vive desde hace cuatro años en Australia, asegura a SBS Spanish que él como sus compatriotas pueden “aportar un granito de arena para que esto cambie ya que ni la derecha ni la izquierda lo hicieron, así que finalmente lo va a hacer el pueblo”.
“Espero realmente que el cambio suceda y quiero volver a mi país”, precisó Daniel Vargas, al acotar pero “quiero volver a mi Chile mejor, más respetuoso, más generoso y un Chile sin tantas diferencias”.
Puntos destacados:
- La votación en el plebiscito en Australia se realizó en plena pandemia de la COVID-19, con medidas de restricción social y fuertes medidas sanitarias, así como bloqueos en los desplazamientos interestatales.
- En Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia y bajo medidas de confinamiento, los chilenos que viven a más de 25 kilómetros del centro de votación, se desplazaron con una autorización oficial para votar en carpas colocadas en la calle.
- En Australia, unos 4.500 chilenos estaban habilitados para votar, de los cuales casi 2.500 se encuentran en la ciudad de Sídney y el resto en ciudades como Melbourne, Brisbane, Perth y Camberra.
Pero Daniel no era el único. En el Hotel Grace, en el centro de Sídney, se notaba la emoción de los chilenos que temprano formaban colas para emitir su voto, blindados con mascarillas y usando los desinfectantes que había por doquier. Adentro, el personal destinado para facilitar la votación tenía además protectores faciales para evitar el contagio de la COVID.
Naturalmente la COVID ha supuesto “limitaciones, retrasos y lentitud en el proceso”, explicaba a SBS Spanish el presidente de la Junta Electoral de Chile en Sídney y cónsul saliente en esta ciudad, Humberto Molina, al recalcar que el plebiscito es un momento “histórico” para su país.
Asimismo, Molina reconoció que el cierre de fronteras ha impedido el desplazamiento de los chilenos de Queensland a Sídney para emitir su voto, así como de otras jurisdicciones a la ciudad de Melbourne.
Pero lo principal es “estar en conjunción con las normas sanitarias” de la jurisdicción en la que se celebran los comicios, apuntó el excónsul de Sídney, al admitir que “lamentablemente en algunos estados no fue posible superar esas restricciones”.
El diplomático chileno también destacó en entrevista con SBS Spanish la importancia del voto de los chilenos en Sídney, que con sus 2,476 inscritos es el “cuarto consulado a nivel mundial” y una de las primeras ciudades en pronunciarse en este plebiscito.
Los chilenos en Melbourne votan a pesar del confinamiento
Con un permiso especial, los chilenos que viven más de 25 kilómetros del centro de votación se desplazaron para expresar su deseo por el cambio o no en este plebiscito que se celebra en Chile cuando este país alcanza el medio millón de casos de COVID-19.
“Un día hermoso”, dijo a SBS Spanish uno de los vocales en Melbourne Alejandro Vargas, al explicar que se montaron carpas para permitir el voto de los chilenos.
“Acá comenzó a las ocho am, con un flujo de chilenos grande y con medidas de distanciamiento físico, chequeos de temperatura, preguntas intrusivas”.
A pesar de las dificultades, “la gente está en onda para que esto funcione”, subrayó Vargas, al comentar que hubo algunos inconvenientes como un número reducido de personas que no pudo votar, porque la ley se lo impedía, al no tener la documentación en regla.
Emoción en Chile
Los chilenos salieron a votar en masa este domingo en un plebiscito que surgió en respuesta a las masivas protestas sociales que estallaron hace un año, para decidir cambiar o no la Constitución redactada en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), en una emocionante jornada electoral.
Con mascarillas y la esperanza de un cambio, largas filas se observaron en los centros de votación, donde el proceso transcurría sin incidentes, con los resguardos sanitarios para evitar contagios de coronavirus.
El director del Servicio Electoral, Patricio Santamaría, afirmó su esperanza de que la jornada terminará con una alta participación electoral.
"Va a ser el proceso de participación más grande desde 2012, cuando se estableció el voto voluntario", dijo Santamaría a medios locales, al ver "el compromiso (de la gente), la constitución de las mesas y la afluencia de electores".
La referencia inmediata de participación es la presidencial de 2017, cuando fue electo el presidente Sebastián Piñera y votó el 49,2%.
"Hay mucha gente para votar en todos los lados. Nunca he visto tanta gente, y mucha juventud", dice a la AFP, José Gallardo, un taxista de 73 que recorrió la ciudad durante la mañana.
La alta concurrencia ha estado marcada por la esperanza de cambios que abre este inédito proceso electoral, decidido tras un amplio acuerdo político alcanzado en noviembre del año pasado, casi un mes después del inicio, el 18 de octubre de 2019, de las protestas sociales y enfrentamientos violentos con la Policía tras el alza en la tarifa del Metro de Santiago.
Chilean Australians vote in a referendum on redrafting Chile's constitution. Source: SBS
La elección se realiza justo un año después de que tuviera lugar, el 25 de octubre de 2019, la mayor marcha realizada en democracia. Más de 1,2 millones de personas se reunieron en torno a la Plaza Italia de Santiago, una demostración de la profundidad y amplitud del descontento social acumulado en décadas en un país considerado un modelo de crecimiento económico y estabilidad en América Latina.
"A un año del estallido social es la primera oportunidad real que tenemos para hacer los cambios necesarios para mejorar la salud, la educación; para tener una sociedad más igualitaria", dijo Pilar Matus, una profesora de 47 años que participó en esa gran marcha.
La madre de la injusticia
Un año después del inicio de las protestas, Chile se juega en las urnas la posibilidad de cambiar la Constitución redactada en 1980 y sepultar definitivamente la sombra de la dictadura de Pinochet, resolviendo por la vía pacífica los problemas de inequidad y exclusiones que detonaron el "estallido social" de octubre.
Para un amplio sector de la población, la Constitución de 1980 es la madre de las desigualdades de Chile. Si bien la carta magna no establece la privatización de sectores básicos, como la salud o la educación, fomenta la participación de los privados y reduce el tamaño del Estado.
Pero para los detractores del proceso, un cambio a la Constitución podría minar la salud de la economía y el desarrollo social.
"Un primer propósito de este proceso constituyente es dejar atrás la sombra de la dictadura de Pinochet (...) elaborada bajo el uso de la fuerza", explicó a la AFP Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago.
El segundo objetivo, agregó Mella, es "poder resolver por la vía política y pacífica los problemas que se han transformado en estructurales", como la desigualdad y la exclusión.
Los partidarios del rechazo le temen a la violencia que ha acompañado este año de protestas.
Un grupo de manifestantes se enfrentó con la Policía durante la jornada en la Plaza Italia, epicentro de las manifestaciones. Agentes policiales lanzaron chorros de agua y gas lacrimógenos a los cerca de 200 manifestantes que se juntaron allí en horas de la tarde.
A man with a mask holds a Chilean constitution as demonstrators participate during a march at the Plaza Italia in Santiago, Chile, 18 October 2020. Source: AAP
Voto en pandemia
Los sondeos dan un amplio respaldo a la opción "Apruebo", con entre un 60% y un 75% de las preferencias. Pero la pandemia -que este domingo contabilizó 502.063 contagiados y casi 14.000 fallecidos- suma incertidumbre sobre la participación en un país donde el voto es voluntario.
Las urnas abrieron a las 08H00 locales (11H00 GMT) y funcionarán excepcionalmente 12 horas, con un horario especial para los mayores de 60 años.
Además de elegir entre "Apruebo" y "Rechazo", los electores también definirán el órgano que redactará la eventual nueva Constitución: una "Convención Mixta", compuesta por 172 miembros, distribuida a partes iguales entre ciudadanos electos y parlamentarios en ejercicio, o una "Convención Constitucional", de 155 miembros, en la cual todos sus integrantes deben ser elegidos popularmente.
Con información adicional de AFP
