El restaurante español Tinto, en Melbourne, se ha ganado por mérito propio el primer puesto en la lista de los mejores restaurantes de la zona de Hawthorn, gracias a las opiniones que otorgan los comensales en el portal Trip Advisor.
Su jefe de cocina, el catalán Nacho Castells Rusiñol al mando de los fogones, tiene mucho que ver con este reconocimiento.Castells cuenta a SBS Spanish que su secreto es cómo combina la cocina tradicional y casera con "un toque moderno".
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“El secreto es cocinar con mucho cariño, hacer preparaciones desde cero todos los días y hacer que todos los clientes salgan satisfechos. [Hay que] estar encima de ellos, preguntar si han disfrutado de la experiencia, y sobre todo ser muy exigentes a la hora de hacer las elaboraciones”, explica el chef.
Parte del éxito de su cocina se basa también en la capacidad de adaptarse a los gustos locales de los australianos, que pueden sentirse un poco intimidados por la intensidad de la cocina española.
“Unas sardinas o unos boquerones, el cliente no lo entiende, es un pescado crudo sin cocinar, entonces nosotros tenemos ese valor añadido de una cocina más técnica y más elaborada".
Según explica Nacho, el plato rey entre todas sus creaciones es un pork belly o panceta de cerdo que lleva una elaboración de unas 24 horas y que incluye puré de castañas, reducción cítrica de naranja y un chutney de mango y cebolla, entre otros ingredientes.Sin embargo, al chef catalán no le importa compartir con los demás sus recetas y trucos.
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“El cliente muchas veces entra en la cocina y le explicamos cómo hacemos las cosas. Tenemos un tipo de cliente que cocina en casa, por lo que siempre estamos muy contentos de explicarle cómo hacemos las recetas y los trucos que utilizamos, porque al final esos cocineros que se guardan las recetas para ellos mismos, creo que juegan un poco sucio. A mí me gusta compartir un poco las recetas con todo el mundo y que las hagan en casa”.La pasión de este chef por la cocina le llevó a formarse con los mejores cocineros catalanes, a trabajar por todo el mundo y a ganar prestigiosos premios de cocina, aunque confiesa que llegó al mundo culinario por casualidad.
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“Yo no era muy bueno con matemáticas y química y mi tío me propuso ir a hacer unas prácticas de cocina con Jean Louis Neichel, (cocinero de mucho prestigio en Cataluña). Fui a cocinar y me enamoré del oficio, eran muchas horas y estábamos con dos estrellas Michelín. Era un restaurante con mucha presión, con muchos productos y técnicas, y después de una semana ya supe que quería estar ahí.”
Han pasado 15 años desde entonces, pero Castells no ha parado de disfrutar y de aprender.
“Es un oficio que siempre da la opción de ir más allá, no es un oficio aburrido”.Sin embargo, explica que la experiencia de ser chef puede ser muy diferente dependiendo en qué país esté. Después de trabajar en las cocinas de varios países, Castells reconoce que Australia tiene unas condiciones muy buenas.
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“Si lo comparas con países como España, tendría que recalcar las horas locas que hacemos allí a veces, de diez a quince horas al día, seis días a la semana y con unos salarios muy mal pagados. Australia es otro mundo: ocho horas al día, salarios competitivos, hay recursos, si se estropea algo se arregla…
Australia tiene muchas posibilidades, sobre todo para el mercado español, porque es una cocina que está de moda y el cliente sabe apreciar los platos”.