El ecuatoriano Eduardo Páez, conocido como el chamán de Bathurst, comienza cada día con un ritual: “Bailo al ritmo de la música de mi pueblo, le doy gracias al Sol simbólicamente, que es el padre de la vida, le doy gracias a la Tierra, que es la madre de todo y de todos, le doy gracias al aire que respiro, aunque no lo veo ni lo puedo tocar y le doy gracias al agua que limpia mi cuerpo y también le doy gracias al lugar donde yo vivo”, describió a SBS Spanish.
El chamán de Bathurst contó que este ritual de los cinco elementos le fue mostrado por su abuelo Jerónimo Torres, un Alto Misaiok o chamán superior, un hombre que no sabía leer ni escribir y que cultivaba la tierra en Otavalo, al norte de Ecuador.
El Alto Misaiok llevó a Eduardo a una ceremonia secreta cuando él contaba con sólo cinco años. Ahí fue cuando experimentó el “despertar de la conciencia”.
“Mi abuelo me eligió a mí de entre mis siete hermanos, porque me dijo que yo era un alma vieja”, reveló.
La ceremonia fue secreta “porque si se exponía al exterior hubiéramos sido perseguidos por la iglesia y calificados de paganos e idólatras”, agregó Páez.
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El chamanismo es una práctica espiritual que se ha desarrollado a lo largo de los siglos en la región de los Andes, abarcando diferentes países como Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia y Argentina.
Aunque ha habido algunos intentos de erradicar o marginar estas prácticas durante la época colonial y en tiempos más recientes, el chamanismo andino sigue siendo una parte importante de la cultura y la espiritualidad en la región.
Se basa en la creencia en la existencia de un mundo espiritual que se conecta con el mundo físico, y en la capacidad de ciertos individuos, los chamanes, para comunicarse y trabajar con los espíritus.
Los chamanes andinos tienen un papel central en la comunidad, ya que se considera que son capaces de sanar enfermedades, predecir el futuro, resolver conflictos y comunicarse con los espíritus para obtener orientación y sabiduría.
Ellos buscan la verdad dentro del mundo del espíritu. Los chamanes de mi pueblo se iban a las montañas y se pasaban allí semanas enteras.Eduardo Páez
Ahora Eduardo, a sus 78 años, mantiene vivas las tradiciones, conocimientos, rituales e historias que le fueron transmitidos por su abuelo, a pesar de vivir en la ciudad australiana de Bathurst, en Nueva Gales del Sur, lejos de su pueblo y su cultura.
Él emigró a Australia en 1972 para trabajar como ingeniero eléctrico y fundar una familia compuesta por su mujer y sus cinco hijos, a los que transmite las historias y la sabiduría heredadas de su abuelo, quien según contó Páez, murió con 113 años, después de haberse despedido de su pueblo, ya que le “había llegado el momento del reciclaje”, como llamaba a la muerte.
Páez, recordó la extrañeza que le causaban las ausencias de su abuelo siendo él un niño.
“Los chamanes de mi pueblo se iban a las montañas y se pasaban allí semanas enteras”.
“Yo pensé que mi abuelito o sus amigos ya no estaban vivos, pero siempre regresaban y le decía - abuelito, ¿por qué te vas y te escondes en las montañas?”.
“Hablo con la energía superior y comparte conmigo todos los secretos de la vida, - me dijo mi abuelo y así aprendí muchas otras cosas”, reveló Páez.
El chamán de Bathurst ha recogido parte de esta sabiduría en su libro "Abuelito- caminando con un gigante", una colección de cuentos únicos, publicada en 2018, con los que transmite las historias de despertar espiritual y de cosmovisión andina que aprendió de su abuelo.
La obra nació gracias al impulso de los hijos de Páez, que no querían perder las historias de sus ancestros, en especial su hija Julia Garfoot, profesora de diseño en la Universidad de Sídney, quien le ayudó con la publicación y la traducción al inglés.
“Ellos crecieron con todas las historias que compartí con ellos”, dijo Páez, quien explica que sus hijos “no podían comprender por qué yo era tan diferente al resto de los padres”.
Portada del libro "Abuelito, walking with a giant", publicado en Australia.
“Si tuviéramos esa conciencia despierta – asegura, no haríamos lo que le estamos haciendo a la Madre Tierra hoy día. Es como una campana que nos está sonando y dice: Miren, no hagan esto, no hagan lo otro, por favor, yo soy el sustento de ustedes”.
El chamán de Bathurst, relató con asombro su encuentro con un sabio aborigen australiano, quien le hizo llamar al verle en la distancia porque “le conocía de la época del Dreamtime”. “Dijo que era su amigo de vidas pasadas y que tenía que estar con ellos, porque venía de otro grupo humano, lo Otavalos y teníamos esa misma energía”.
El anciano le invitó a la isla de Bathurst, al norte de Darwin, donde le incluyeron en sus ceremonias. “Me desnudaron, me pintaron de blanco y me hicieron bailar con ellos”, explicó.
Mis hijos no podían comprender por qué yo era tan diferente al resto de los padres.Eduardo Páez
No se tiene una cifra exacta de cuántas personas practican el chamanismo en la región de los Andes, ya que se trata de una práctica que puede variar según la región y la comunidad.
Sin embargo, se estima que el chamanismo andino sigue siendo una práctica muy extendida, especialmente en zonas rurales y entre las comunidades indígenas.
Páez trabaja ahora en un segundo volumen para comparar la espiritualidad de la cosmovisión andina con la ciencia cuántica de hoy día.
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