Los países de Centroamérica preparan un plan ante una posible ola de migración de haitianos, cubanos, asiáticos y africanos que buscan llegar a Estados Unidos de forma irregular huyendo de la pobreza y violencia en sus países.
El director general de Migración de Guatemala, Guillermo Díaz, dijo a los periodistas que los migrantes llegarían desde Perú por la zona del Darién en Panamá para cruzar Centroamérica hacia México.
Miles de migrantes de varios países han intentado llegar a Estados Unidos de forma irregular huyendo de la pobreza y la violencia.
El funcionario guatemalteco reconoció que la migración es un derecho, pero se debe realizar de manera segura, ordenada y regular.
A mediados de enero, policías y soldados guatemaltecos disolvieron por la fuerza una caravana de miles de migrantes hondureños, entre ellos cientos de niños, que irrumpieron en la frontera sin presentar documentos ni prueba negativa de Covid-19, exigidas por el gobierno.
Los cuerpos de seguridad actuaron bajo un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que ordenaba frenar su avance ante los riesgos por la pandemia de coronavirus que deja en Guatemala más de 170 mil contagios y 6,200 muertos.
Desde octubre de 2018, la migración irregular a Estados Unidos desde Centroamérica dio un giro con la salida de caravanas de miles de personas, principalmente desde el norte de Honduras, a pesar de las políticas antimigratorias impuestas durante el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump.
Sin embargo, la nueva política migratoria del presidente Joe Biden está orientada en no criminalizar a los migrantes. El mandatario presentó un proyecto ante el Congreso que favorecerá a 11 millones de indocumentados.
El mandatario presentó una propuesta contra la separación de familias en la frontera; la segunda aborda las causas de la migración y la tercera plantea una revisión de políticas migratorias "contraproducentes".
Estas nuevas políticas migratorias de Joe Biden motivan la migración de centroamericanos, principalmente hondureños afectados por la violencia de pandillas y la pobreza profundizada por los huracanes Eta e Iota.
Después de un año de parálisis por la pandemia, los expertos prevén que se puedan repetir las cifras récord registradas a finales de 2018 y principios de 2019 pero con una gran diferencia: la amenaza del COVID-19 continúa.
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