La economía australiana se enfrenta a algunas de las mayores amenazas en una generación.
El año pasado por estas fechas la economía ya estaba en dificultades. La actividad comercial fuera del sector minero era lenta en el mejor de los casos y los compradores eran reacios a gastar en las tiendas.
Años de bajo crecimiento salarial, altos niveles de deuda personal e inseguridad laboral ya estaban pasando factura.
Si a esto le añadimos una grave sequía, una desastrosa temporada de incendios forestales y un aumento del desempleo, tenemos una economía que se está ralentizando a un ritmo preocupantemente bajo.
Existe la posibilidad de que el número del PIB de hoy pueda indicar que Australia ya está en recesión.
El análisis con el economista Jorge Fallas.