El mandatario organizó una rueda de prensa de urgencia en Canberra para advertir a los ciudadanos de los "riesgos específicos" a los que están expuestos.
Cuando se le preguntó si se había identificado al país responsable, Morrison dijo que el Gobierno Federal no haría "ninguna atribución pública" sobre el ataque.
Según los medios australianos, la lista de sospechosos es muy reducida, entre los Estados con experiencia en este ámbito (a parte de los países occidentales, China, Corea del Norte, Irán, Israel o Rusia). Se mire de reojo hacia China, que en mayo impuso aranceles punitivos a ciertas exportaciones australianas.
Morrison afirmó que había informado a la oposición de esos ataques informáticos "malintencionados" e instó a las instituciones y a las empresas a "protegerse".
No aportó detalles técnicos, pero indicó que no se robaron datos personales de los australianos y que muchos ataques fracasaron.
Por su parte, la Ministra de Defensa Linda Reynolds dijo que el Centro Australiano de Seguridad Cibernética y el Departamento de Asuntos Internos habían publicado hoy un detallado asesoramiento técnico, en el que se esbozaba lo que las organizaciones podían hacer para "detectar y mitigar" la amenaza.
Sobre estos ataques conversamos con el experto en inteligencia y seguridad de la Universidad Charles Stuart en Canberra, Cesar Álvarez.