Según el plan, unos 350 estudiantes de la Universidad Nacional Australiana (ANU) y de la Universidad de Canberra (UC) serían trasladados al aeropuerto de Canberra en un vuelo fletado especial.
Como es obligatorio para todos los australianos que regresan del extranjero, tendrían que estar en cuarentena durante quince días en un hotel antes de poder reanudar sus estudios.
La propuesta ha sido aprobada por el Gobierno del Territorio de la Capital Australiana, que se encargará de gestionar el período de cuarentena y de autorizar a los estudiantes internacionales a regresar a la comunidad.
Puntos Clave:
El número inicial sería de 350 estudiantes
Los estudiantes pagarían por lo vuelos pero las universidades pagarían por la cuarentena
Hay preocupación por la posible disminución en el número de estudiantes chinos
Tanto la ANU como la UC están trabajando con un plazo muy ajustado, deseosos de tener a los estudiantes internacionales de vuelta en el campus para el inicio del segundo semestre en agosto.
Eso requeriría que encontraran los estudiantes adecuados, el lugar correcto para volar desde el extranjero, y un avión para volar con ellos - en sólo cuestión de semanas.
El programa apunta a estudiantes que ya tenían previsto retornar a Australia para reanudar sus estudios antes del cierre de fronteras, especialmente aquellos que están realizando investigaciones o estudios de post-grado, así como a los más destacados o quienes se encuentran en su último año de estudios.
Este proyecto actuaría como un "piloto", despejando un modelo para que lo utilicen ambas universidades en el futuro y para que otras universidades australianas lo adapten.
Los estudiantes tendrían que pagar por su boleto de avión, a una tarifa similar a la comercial. Los costos de la cuarentena del hotel a su llegada serían cubiertos por la universidad.
Para el académico de la ANU, Carlos Morreo, esto no le sorprende ya que la capital australiana tuvo un nivel de contagio muy bajo y en la actualidad lo tiene completemente controlado.
Unos 3,000 estudiantes internacionales de la ANU no pudieron entrar al país tras el cierre de fronteras de Australia en marzo pasado, mientras que otros 400 no pudieron retornar a la Universidad de Canberra.
Al depender en gran medida de los estudiantes internacionales en tantas universidades australianas, existe una fuerte necesidad de demostrar que los estudiantes pueden ser devueltos con seguridad desde el extranjero, y en un número mucho mayor que los pocos cientos iniciales.
También hay una gran preocupación por la escalada de tensiones entre China y Australia y el hecho de que el gobierno del gigante asiático aconseja a los estudiantes evitar veinir a Australia debido al supuesto racismo en contra de los ciudadanos chinos por la pandemia.
Para la directora de ANCLA (Centro de estudios latinoamericanos de la ANU), Caroline Schuster, esto se puede convertir en una oportunidad para diversificar la población estudiantil y enfocarse aun más en America Latina.
En Australia hay más de medio millón de estudiantes extranjeros, principalmente provenientes de China, India, Nepal, Vietnam, aunque hay una buena cantidad de latinoamericanos, entre ellos brasileños y colombianos. Los estudiantes internacionales que trabajan horas limitadas contribuyen impuestos a la economía del país.
Y vale acotar que, a pesar de que las universidades verán con buenos ojos el retorno de cientos de estudiantes internacionales, se trata realmente de una cifra mínima, cuando tomamos en consideración que hay más de 100,000 estudiantes internacionales que probablemente no podrán retornar por meses.
Además, el empleo precario para cerca del 40% del sector y la altísima dependencia en estudiantes internacionales entonces significan que el modelo tendrá que buscar soluciones para poder sobrevivir los estragos de la pandemia.