El primer ministro australiano, Scott Morrison, intenta aplacar el incendio político que se inició la semana pasada con la filtración de unos mensajes de texto en los que un miembro de su Gabinete no identificado lo tachó de “psycho” (psicópata) y de “desesperado y celoso” en un intercambio con la expremier de Nueva Gales del Sur Gladys Berejiklian ocurrido durante los incendios del “Verano Negro” de 2019-20.
La secuencia de hechos
Este destape se hizo cuando el periodista de la cadena Ten Peter van Olsen le preguntó el martes pasado a Scott Morrison, en el marco de su discurso ante el Club de la Prensa, sobre unos mensajes de texto en los que la expremier de NSW Gladys Berejiklian señaló que el mandatario australiano es una “persona horrible” que “está obsesionada con obtener puntos políticos mezquinos”.
Su interlocutor habría dicho que Morrison, que llevó a su partido a una abrumadora victoria apelando al australianos silencioso en los comicios de 2019 y reemplazó al primer ministro Malcolm Turnbull a pesar de que dijo que confiaba plenamente en él, lo calificó de “psycho” (psicópata) y de “desesperado y celoso”.
Puntos destacados:
- Una serie de mensajes de texto filtrados han hecho tembalear al primer ministro, Scott Morrison, y al gobierno de la coalición Liberal Nacional. El exministro de Exteriores Bob Carr dijo en Twitter que Peter Dutton fue el que llamó "psycho" a Morrison, aunque éste lo ha negado.
- El escándalo se da en momentos en que el gobierno es blanco de críticas por su gestión frente a la crisis en las residencias de ancianos causada por la covid-19 y antes del inicio de la última legislatura antes de los comicios.
- SI las elecciones fueran mañana el Partido Laborista, que necesita siete escaños para obtener mayoría parlamentaria, tomaría las riendas del Ejecutivo de Camberra.
Este intencambio se produjo durante los incendios del “Verano Negro” de 2019-20, cuando Morrison fue criticado por irse a Hawái, usar a las fuerzas armadas para hacer propaganda política, asegurar que él no es bombero para sostener una manguera y darse encontronazos con los damnificados que se negaron a darle la mano o le increparon por su gestión.
A pesar de que Morrison negó ser así y Berejiklian declaró casi de inmediato que no se acuerda de esos mensajes, la bomba política estalló en los terrenos de la coalición Liberal Nacional, liderada por Scott Morrison, a pocos meses de los comicios federales y en medio de fuertes críticas a la gestión gubernamental por el impacto de la covid-19 en las residencias de ancianos.
Pero esa bomba no fue la única dado que el fin de semana cayó otra el viernes por la noche cuando se divulgó otro mensaje de texto. En esta oportunidad el líder del Partido Nacional y viceprimer ministro, Barnaby Jones, dijo que Morrison es un “hipócrita” y un “mentiroso” meses antes de que retornara al máximo cargo de su formación política. Este mensaje había sido enviado en marzo pasado a la exempleada del Partido Liberal Brittany Higgins, quien denunció haber sido violada por otro colega en las oficinas del Parlamento.
"Nunca he confiado en él, y me disgusta la seriedad con la que reordena la verdad para convertirla en mentira”, había dicho Joyce, quien aseguró haberse convertido en “una mejor persona” al convertirse nuevamente en líder del Partido Nacional en julio de 2021 tras derrocar a Michael McCormack en una revuelta interna de su partido.
Tras la filtración del mensaje de Joyce, Morrison dijo en un comunicado que ha aceptado las disculpas del viceprimer ministro.
"Entiendo que Barnaby estaba en un espacio mental diferente el año pasado, tanto profesional como personalmente, y por eso sé que realmente ya no se siente así. Las relaciones cambian con el tiempo. Los políticos también son seres humanos. Todos tenemos nuestras debilidades y ninguno es perfecto”, precisó Morrison.
Sin embargo, el Partido Nacional tendrá una conversación seria sobre los mensajes filtrados y de producirse una revuelta interna, Michael McCormack, quien fue derrocado por Joyce no descarga presentarse como candidato al liderazgo de su formación política.
El sospechoso habitual
Varios ministros del Gabinete ya salieron al paso para aclarar que no han sido los autores de ese texto cono Sussan Ley, Marise Payne o para respaldar a Morrison como el titular de Salud, Greg Hunt.
Pero ahora las miradas se posan sobre Peter Dutton, quien aspiró al liderazgo del Partido Liberal durante la caída de Macolm Turnbull, después de que el exministro laborista de Asuntos Exteriores Bob Carr lo acusara de escribir y de filtrar los mensajes que tachaban a Morrison de “psicópata”.
Sin embargo Dutton ha negado ser el autor de la filtración y exigió a Carr, quien además vaticina la “caída libre” de Morrison y un cambio en el liderazgo del Partido Liberal, que retire esos tuits, lo que no ha sucedido.
Por su lado, el líder de la oposición, Anthony Albanese, ha comenzado la semana diciendo que el Gobierno está "paralizado" por “el circo” referido a las sagas de mensajes de texto.
“Los más cercanos (al primer ministro) han hecho la evaluación de que no se puede (confiar) en él. Si el viceprimer ministro no puede confiar en el primer ministro, ¿por qué deberían hacerlo los australianos?. La cuestión aquí es... Esto es una distracción. Esta disfunción y la deshonestidad y la desunión significa que este gobierno está paralizado para tomar medidas. Como el cuidado de los ancianos, que está en crisis”, espetó este lunes Albanese al Canal 7.
La pregunta del millón
La analista política Michelle Grattan recalcó este sábado en la revista The Conversation la existencia de una narrativa “bien fertilizada” sobre la personalidad del primer ministro, quien afronta una de las peores caídas en los niveles de aprobación en las encuestas de opinión y ha sacado la manguera contra incendios (como ironizó un usuario de Twitter en alusión a unas declaraciones del mandatario durante el “Verano negro”) para aplacar las llamas de este desastre político.
La politóloga de Camberra se preguntó si además de Brerejiklian, otras figuras políticas como Macolm Turnbull y Emmanuel Macron podrían equivocarse en sus percepciones sobre la personalidad de Morrison. Grattan apuntó que los votantes considerarán que no.
Pero Grattan considera que la Coalición, cuestionada por su gestión frente a la variante ómicron y con este escándalo a cuesta debería ir a los comicios con Morrison, con la potencial ventaja para los laboristas, dado que “, Peter Dutton no tiene los números, Josh Frydenberg es leal, y algunos diputados liberales no han superado su creencia, gestada a partir de 2019, de que Morrison es el último luchador fuerte”.
Por su lado, el presentador de Sky News, Chris Smith, manifestó anoche que el gobierno de Morrison ha perdido la confianza de los australianos y admitió que los laboristas tienen posibilidades de ganar las elecciones de este año, potencialmente con el apoyo del Partido Verde.
"El propio primer ministro ha creado este monstruo. Y hasta que no pueda presentar un plan mejor que el que hemos escuchado, acabar con todos esos objetivos propios... Y empezar a ser genuino con los australianos, les digo que no habrá un cuarto mandato", precisó Smith.
En los próximos comicios federales, tras la modificación de los límites electorales desde las últimas elecciones, la Coalición cuenta con 76 escaños y los Laboristas con 69 en la Cámara de Representantes de 151 escaños.
Para que la Coalición retenga el gobierno con mayoría debe mantener los 76 escaños que tiene, mientras que los laboristas necesitan obtener siete más, por lo que la mira está en los escaños marginales.