Musulmana de ascendencia etíope, Waritu lleva unos diez años viviendo en Australia y se ha convertido en mentora de otras personas que comparten su fe. El día que un grupo de desconocidos les dijo a ella y a su hija que "volvieran al lugar de donde venían", decidió no denunciarlo.
"Para mí lo mejor era callar e irnos, así que lo hicimos", dijo a SBS News. "Simplemente nos fuimos. Y luego seguí contándole mi experiencia en el país y lo mucho que este país me dio".
Waritu afirma que el racismo es un problema al que se enfrentan a diario muchas mujeres musulmanas en Australia, señaladas por el color de su piel o por su vestimenta religiosa.
Ella tiene amigas a las que han escupido, rechazado en entrevistas de trabajo y llamado con nombres como "cabeza de pañal".
"Lo más difícil es cuando sientes que no hay nada que puedas hacer al respecto, cuando sientes que no hay ningún lugar al que puedas llevar estos problemas", dijo.
Puntos destacados:
- Nueve de cada diez personas que han experimentado el racismo no lo denuncian, según una nueva investigación.
- El informe de la Universidad de Victoria concluye que la principal razón para guardar silencio era que pensaban que nada cambiaría como resultado, o que podría haber una reacción negativa.
- La red anti¡racista consiste en capacitar a las organizaciones comunitarias locales para que se conviertan en la primera línea de defensa de las personas que sufren el racismo, con el fin de ayudar a un mayor número de personas a denunciar, acceder a los servicios y dejar constancia de los incidentes.
Una nueva investigación muestra que Waritu no está sola.
Una encuesta realizada por la Universidad de Victoria reveló que el 64% de los encuestados había sufrido racismo o un miembro de su familia lo había hecho en los últimos 12 meses, pero sólo el 13% lo denunció.
El informe concluye que la principal razón para guardar silencio era que pensaban que nada cambiaría como resultado, o que podría haber una reacción negativa.
Ahora, la Universidad de Victoria y el Centro Comunitario y Educativo de Wyndham han puesto en marcha lo que denominan la primera red local antirracista de Australia.
La red consiste en capacitar a las organizaciones comunitarias locales para que se conviertan en la primera línea de defensa de las personas que sufren el racismo, con el fin de ayudar a un mayor número de personas a denunciar, acceder a los servicios y dejar constancia de los incidentes.
Tyson Tuala, un hombre maorí que vive en Australia desde 2011, dice que con frecuencia se le ha negado la entrada a lugares públicos debido a su tamaño y a sus tatuajes culturales, pero en los últimos 10 años nunca ha denunciado.
"En mi experiencia no es un gran problema para nosotros", dijo a SBS News. "Lo vemos tan a menudo que casi se convierte en algo normal, lo cual es un aspecto preocupante".
Tuala dice que algunos están dispuestos a pasar por alto los incidentes racistas, y en su lugar tratan de centrarse en las oportunidades que Australia les ha dado.
"Estamos muy agradecidos de estar aquí. Estamos agradecidos por tener la oportunidad de venir aquí y tener acceso, a veces, a una vida mucho mejor que la que teníamos en casa".
Mario Peucker, de la Universidad de Victoria, afirma que se desconoce el verdadero alcance del racismo en Australia, ya que no se denuncia.
"Parte del problema de la falta de denuncias es que no conocemos el alcance del racismo en la sociedad, por lo que no podemos saber si ha cambiado significativamente", dijo a SBS News.
Cuanto más se sepa, dice el Dr. Peucker, más se podrá hacer para prevenirlo.
"Entonces podremos desarrollar programas antirracistas más adaptados, programas de intervención, formación sobre el racismo de los transeúntes... todas estas cosas. La policía puede poner más patrullas en un parque si hay un lugar donde sigue ocurriendo".
La nueva red de lucha contra el racismo está diseñada no sólo para facilitar más denuncias, sino para ofrecer un apoyo culturalmente adecuado.
