Después de todo, de eso se trata la comida y el cocinar para otros, no para destacar en los programas de televisión como el mejor cocinero de la temporada, sino de compartir momentos importantes con la gente que importa, de que los sabores se conectan con las emociones y de que el olor del sofrito o de la canela recién espolvoreada nos transporten a los espacios en que fuimos felices y muchas veces a esa zona emotiva que da sentido al dolor, la soledad o las luchas solitarias en las que nos embarcamos.
Aquí está el blog de la Nostalgia Culinaria