El primer ministro australiano, Scott Morrison, y el líder laborista, Bill Shorten, chocaron anoche en lo que se refiere a sus planes frente a los solicitantes de asilo, el coste de la implementación de sus propuestas políticas y los vehículos eléctricos, en el primer debate entre estos líderes de cara a los comicios del 18 de mayo.
Ninguno de ellos dio un duro golpe a su oponente, pero la audiencia del estudio juzgó que Shorten fue el ganador de la contienda verbal. 25 de los 48 miembros de la audiencia determinaron que el líder laborista fue más convincente, mientras 12 dieron su respaldo a Morrison.
Durante la hora de debate, los dos líderes respondieron a preguntas del público referidas a la confianza, los impuestos, el clima y la protección de fronteras.
Los solicitantes de asilo
Al primer ministro le preguntaron si había mentido cuando a principios de año alertó de que habría un flujo de solicitantes de asilo, pero Morrison se mostró impasible.
“Eso fue lo que nos dijo el secretario del Interior”, respondió Morrison, antes de decir que el anuncio de la reapertura del centro de detención en la isla Christmas (Navidad) fue un acto para desalentar la llegada de los solicitantes de asilo.
Este centro será cerrado en julio próximo sin que ningún solicitante de asilo o refugiado haya puesto un pié en él.
A Shorten el cargamontón le vino por las críticas a su política de control de fronteras. El laborista respondió que su partido ha acordado con la coalición en la devolución de los barcos a sus puntos de origen para prevenir las muertes en alta mar.
Costes de las políticas
Morrison también criticó a Shorten por no dar las cifras del coste de su política de reducción de los gases contaminantes en 45 por ciento para el año 2030.
“No está diciendo el costo del cambio”, Morrison espetó a la audiencia en el cierre de su discurso al exigir que los votantes tienen el derecho de saberlo.
Shorten, por su lado, respondió que no es posible dar una cifra por el momento.
Pero “puedo decir que si no adoptamos una acción real contra el cambio climático será un desastre para nuestra economía”, precisó.
También tuvo un traspiés al tratar de explicar el coste a la transición a los vehículos eléctricos, pero después se recuperó para decir “no he comprado un coche nuevo aún, así que no sé”, mientras que Morrison aprovechó en decir 28,000 dólares.
“Muy bien, tenemos un primer ministro que se la pasa leyendo las páginas de compra-y venta de vehículos”, ironizó el líder opositor.
“Es lo que la mayoría de australianos hace, leer de coches, del 'footy' (rugby) y de las carreras”, comentó el mandatario en uno de los pocos intercambios, ya que la mayor parte del tiempo se la pasaron dando sus discursos a la cámara.
La economía
Morrison se escudó en las credenciales de la coalición para manejar la economía al alertar turbulencias en el futuro, mientras Shorten le criticó la inestabilidad y las promesas incumplidas del gobierno para luchar contra el cambio climático.
“Soy optimista frente al futuro de Australia, creo que cuando invertimos en las personas es cuando logramos lo mejor y eso no significa estancar al país”, comentó Shorten en una jornada en la que se comenzaron a emitir los votos anticipados.
Una encuesta de Newspoll del domingo sa a la Coalición gobernante 49 puntos de preferencias mientras los laboristas ganan por un estrecho margen con 51.
El viernes se dará el segundo debate en Sky news el viernes y se espera un tercero, a pedido de Morrison.