Los principales dirigentes de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega fueron liberados este martes bajo la ley de amnistía aprobada el fin de semana.
Un total de 56 personas que "guardaban prisión por delitos contra la seguridad común y tranquilidad pública" fueron entregados a la Cruz Roja Internacional (CICR), que los trasladó a sus respectivos domicilios, indicó el Ministerio de Gobernación.
Videos subidos en redes sociales mostraron a los opositores liberados gritando "¡Nicaragua!" y "¡Justicia!" mientras ondeaban la bandera nacional y se abrazaban entre ellos tras salir de la cárcel en un microbús de la CICR.
Todos habían sido detenidos por participar en las protestas antigubernamentales que estallaron en abril del 2018, cuya represión provocó una crisis política que, según organismos humanitarios, dejó 325 muertos, miles de heridos y 62.500 exiliados.
Las masivas protestas del año pasado sorprendieron a Ortega, un exguerrillero de 73 años que gobierna el país desde 2007 con pleno control de todas las instituciones de Estado, y a quien la oposición acusa de corrupción y de intentar perpetuarse en el poder mediante una dinastía familiar, junto a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
La crisis provocó daños cuantiosos a la economía, que se contrajo 3,8% en 2018, según cifras oficiales, mientras que los gremios empresariales apuntan pérdidas de unos 450.000 empleos y el cierre de pequeños y medianos negocios.
Estados Unidos y la Unión Europea amenazan aplicar sanciones económicas al gobierno de Ortega como presión para que adopte cambios políticos, entre ellos adelanto de las elecciones de 2021.
"Paso positivo"
"Saludamos liberación de 56 presos políticos en Nicaragua", celebró en tanto el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en su cuenta de Twitter.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibió "con profunda satisfacción" las liberaciones, algo que calificó como "un avance concreto por parte del Estado en el restablecimiento de derechos y garantías en el país".
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos también calificó la liberación como un "paso positivo hacia el restablecimiento de sus derechos" en el país.
"Recibo con inmensa alegría la noticia de que están fuera de la cárcel tantos nicaragüenses que nunca debieron estar allí", escribió en Twitter el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, un crítico de Ortega que se encuentra en Roma tras abandonar el país en abril luego de recibir amenazas.
Mucha emoción
La llegada de los liberados a sus casas fue motivo de regocijo entre familiares y vecinos que se aglomeraron frente a las viviendas con banderas de Nicaragua y globos, mientras hicieron sonar bocinas.
Entre los liberados figuran los dirigentes campesinos Medardo Mairena y Pedro Mena, la estudiante nicaragüense-belga Amaya Coppens, los estudiantes Edwin Carcache y Byron Estrada, los periodistas Lucía Pineda y Miguel Mora, así como la comerciante Irlanda Jerez.
También fueron liberados dos jóvenes acusados de matar al periodista Ángel Gahona, cuyos familiares defienden la inocencia de los señalados como autores de su muerte.
"Muy emocionante, muy feliz, esperamos que nunca mas haya presos políticos en Nicaragua", dijo Chamorro junto a los padres y vecinos del estudiante Carcache.
Celebración
Jerez, dirigente de los comerciantes del populoso Mercado Oriental de Managua, se declaró "emocionadísima" de quedar libre, pese a que "me torturaron, me golpearon, me acosaron, me manosearon sexualmente".
"Pero no pudieron manosearme el espíritu (...) Por la libertad de todos los nicaragüenses, seguimos de frente", agregó.
En Masaya, 30 km al sureste de Managua, una de las ciudades más rebeldes durante las protestas, se vivó una fiesta para recibir a los líderes estudiantiles Cristian Fajardo y Yubrank Suazo.
Cientos de personas se manifestaron en la calle al son de marimbas, bailes de folclore y consignas de "sí se pudo" y "el pueblo unido, jamas será vencido".
"Por la lucha y la causa del pueblo vale hasta la muerte", dijo un emocionado Suazo mientras era rodeado por pobladores que gritaban y alzaban las manos para saludarlo.