Reconocidos puros de las marcas Cohiba, Romeo y Julieta, Partagás o Montecristo han recorrido el mundo tras ser confeccionados hoja a hoja en las fábricas mientras los llamados lectores de tabaquería leen noticias, novelas clásicas, frases célebres y hasta policiales de moda.
Los habanos, vistos como un símbolo de la opulencia capitalista, están considerados entre las principales exportaciones de la frágil economía cubana. Sin embargo, Cuba no puede vender sus productos en Estados Unidos, el mayor mercado del mundo, debido al embargo comercial que le aplica desde hace décadas.
Los lectores se han vuelto indispensables en las fábricas. Para algunos son como un reloj que marcan el ritmo de trabajo. Para otros como sacerdotes que aconsejan e influyen en la vida.
Fuente: Reuters