Un tribunal del circuito federal australiano sancionó al empresario Chang Yen Chang, propietario y operador del Scamander Beach Resort Hotel (Tasmania) hasta 2014, con 35,099 dólares, mientras su empresa Yenida, con otros 176,005 por violar las leyes laborales contra la discriminación racial al tratar a una pareja de trabajadores malasios de ascendencia china de forma distinta al personal australiano.
Chang le pagó 28,000 dólares menos de lo establecido legalmente a esta pareja por las horas extraordinarias trabajadas por esta pareja de esposos.
“Es la primera vez que la Defensoría de Empleo Justo ha demandado a un empleador por discriminación racial contra sus empleados”, explicó la defensora de Empleo Justo, Natalie James, al remarcar que “es una verdad incómoda ver que la discriminación racial está detrás de algunas formas de explotación en este país”.
“Todos los trabajadores en Australia tienen derecho a los salarios mínimos al margen de su origen y bagaje, su dominio del idioma o el estatus de su visado”, precisó.
Durante el proceso, que comenzó en 2015, se determinó que el empresario presionó a la pareja, refiriéndose a ellos como “familia”, en alusión a las conexiones culturales chinas, para hacerlos trabajar más duro que los otros.
Chang denegó las acusaciones pero la jueza Barbara Baker no aceptó los argumentos del empresario al considerar que éste “decidió deliberadamente tratarlos de una manera distinta a los otros empleados” a pesar de saber que debía pagarles un salario justo.
La pareja fue contratada tras colocarse un aviso en un diario malasio en 2007 y el marido llegó al país a través del visado 457 para trabajar como jefe de los cocineros en el hotel de Chang hasta 2014.
El cocinero malasio trabajó seis días a la semana entre 33 a 57 horas semanales y entre 2010 y 2014 recibió un salario de entre 45,240 y 46,280 dólares, lo cual no cubre las horas extraordinarias trabajadas los fines de semana, feriados y noches.
La mujer, quien estaba en el país con un visado de consorte conectado al de su marido, fue contratada como ayudante de cocina entre septiembre de 2009 y enero de 2010. Allí trabajó entre 35 y 51 horas semanales y recibió un pago de entre 446 y 594 dólares semanales, lo que en total se traduce en 8,775 dólares menos del dinero que debió recibir en esos cuatro meses.
En contraste, Chang y su empresa pedía a sus trabajadores australianos trabajar cinco o menos horas semanales y se intentó pagarles el sueldo mínimo establecido, así como las pagas extraordinarias correspondientes. Aunque por cálculos incorrectos, también se le pagó menos a 15 empleados. La media era de 1,765 dólares.
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