Florencia y Mariano pueden pasar por dos inmigrantes anónimos por las calles de Melbourne, dos argentinos a los que se les podría sorprender hablando español entre sí, con ese tono medio italiano que tienen los porteños.
Uno se los podría topar con las bolsas a reventar de la compra, asidos del pasamano en un tranvía repleto, con el agobio de un día malo. Pero de pronto una sonrisa, una señal cuando están juntos hacen entrever que esa complicidad deja atrás a esos jovencitos de 15 y 19 años que se conocieron en un balneario cerca de Buenos Aires. Esa complicidad se apoya a la lucha por querer que su bebé sobreviva más allá de cualquier pronóstico pesimista.
"A nosotros nos tocó vivir una cosa completamente diferente y la abrazamos. Hicimos lo mejor que pudimos los dos, otra, no nos quedaba. Creo que fue lo mejor que pudimos hacer", recuerda Mariano al recordar ese momento que les tocó vivir en Argentina.
Ese incidente trascendental les puso ante los ojos y les hizo vivir en carne propia la fragilidad de la vida, que algunas veces parece segura. Una vida, además, que es ajena pero al mismo tiempo es más importante que la vida de uno.
"Nos podía haber separado, definitivamente no uso la palabra crisis pero fue una situación extrema", relata Florencia, con la distancia que marcan los años al recordar aquello que definió su maternidad.
Y es que allá en Buenos Aires, jóvenes y casados y con el mundo por delante, ambos esperaban un bebé. Sus cálculos decían que vendría sin sobresalto, hasta que un día Florencia llamó por teléfono a Mariano para decirle que se sentía mal, que tenía la presión muy alta. Inmediatamente Mariano la llevó a la obstetra y por recomendación de ella, al hospital.El estado de Florencia era grave. La obstetra le había dicho que si no recibía atención médica la situación “podía terminar muy mal”.
El amor a prueba Source: Mariano y Florencia
"Flor estaba de 23 semanas y media, a mitad de la gestación. Ella estuvo diez días así hasta que un día me dijo 'no me siento bien'. Llamé inmediatamente a la obstetra que examinó a Florencia. Ella me dijo, 'yo termino el embarazo en este momento. No podemos poner la vida en riesgo de Florencia'," comenta Mariano.
Y en ese trance nació Mora, una de las 15 millones de bebés que nacen de forma prematura en el mundo, o el poco más del 11 por ciento de los nacimientos vivos antes de terminar el período de gestación.
"Los neonatólogos nos dijeron que las posibilidades de vida eran muy bajas. Si bien había casos en los que (los bebés) se recuperaron muy bien y vivieron una vida normal, también había casos en los que les quedaron secuelas importantes desde la ceguera hasta problemas digestivos o de retraso cognitivo," dijo Florencia.
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El Amor a Prueba
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20/09/201822:43
Pero Florencia y Mariano no querían darse por vencidos e iban “pasito a pasito”, registrando cada progreso como cada gramo de peso que iba conquistando Mora. Cada instante juntos, lo que la vida les regalaba con ella, era lo más preciado, hasta que llegó el 6 de octubre, seis días antes del cumpleaños de Mariano. Algo empezó a cambiar con la beba que les abrió una esperanza de futuro.
¿Fue Mora un milagro de amor que pasó fugazmente por la vida de Florencia y Mariano o fue un milagro de amor que cimienta la relación?
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26/08/201802:39