Los aspirantes tendrán que probar un nivel "competente" de lectura, escritura, escucha y conversación en inglés.
Corresponderá al ministro de Inmigración determinar qué nivel de competencia se necesita.
Las personas mayores de 60 y los menores de 16 años estarán exentos, al igual que aquellos con impedimentos auditivos, del habla o visuales o incapacidad física o mental permanente o duradera.
La legislación hace varios cambios en los requisitos de ciudadanía como señaló el gobierno de Turnbull en abril.
Los cambios incluyen cambiar el período de residencia permanente de un año a cuatro antes de que la persona pueda solicitar la ciudadanía, una nueva prueba de valores, y una evaluación más estricta del carácter de la persona.
Los ciudadanos potenciales también tendrán que demostrar su integración en la comunidad, incluso "comportándose de una manera consistente con los valores australianos", según reza el proyecto.
Otros cambios propuestos incluyen:
- Renombrar la “promesa de comprometerse” (Pledge of Commitment) con un "compromiso de lealtad” (Pledge of of allegiance);
- Permitir que a una persona se le impida durante dos años presentar una solicitud de ciudadanía, si el ministro se ha negado a aprobar que dicha persona se convierta en ciudadano por motivos distintos a la falta de cumplimiento del requisito de residencia; y
- Exigir que todos los solicitantes sean de buen carácter para ser elegibles para la ciudadanía australiana.
"El idioma inglés es esencial para la participación económica y la cohesión social", dijo el ministro de Inmigración, Peter Dutton, al Parlamento.
La ciudadanía australiana era un privilegio extraordinario y su integridad debía asegurarse, dijo Dutton.
Según el ministro, las nuevas leyes ayudarían a mantener un fuerte apoyo público a la inmigración y el valor de la ciudadanía australiana, en lo que describió como un "entorno de seguridad nacional cada vez más desafiante".
"La comunidad australiana espera que los aspirantes a ciudadanos demuestren su lealtad a nuestro país, su compromiso de vivir de acuerdo con las leyes y los valores australianos, y estén dispuestos a integrarse y convertirse en miembros contribuyentes de la comunidad australiana”.
"Las medidas de este proyecto de ley asegurarán que seguimos recibiendo a personas comprometidas con el éxito de nuestra gran nación, enriqueciendo nuestra sociedad y construyendo nuestra prosperidad económica".
El partido Laborista, que acusó al gobierno federal de "estirar" con sus afirmaciones que los cambios de ciudadanía están relacionados con la seguridad nacional, resolverá su posición final en una reunión del comité el martes.
El portavoz de la cartera de Ciudadanía de la Oposición, Tony Burke, se inclina a pensar que la idea de que los nuevos ciudadanos quieran jurar un compromiso más fuerte de lealtad a Australia es buena.
Sin embargo, Burke advirtió sobre las barreras que se pondrían en el camino a la ciudadanía, como los cambios en los requisitos lingüísticos.
"¿El impacto de esta legislación va a ser que terminamos con un grupo permanente de residentes en Australia que vivirá aquí toda su vida, que trabajará aquí toda su vida y siempre se les dirá que no pertenecen completamente?" Se preguntó Burke en entrevista con la radio ABC.
"No estoy seguro de cómo eso es bueno para nosotros como sociedad."