Los apuñalamientos en Sídney el martes pasado aterrorizaron a los australianos. Un joven de 20 años con problemas mentales deambulaba por el centro de Sídney a plena luz del día. Él mató a una mujer e hirió a otra en un incidente que pudo ser peor, si no hubiese sido por la intervención de cuatro civiles que, armados de sillas y un cajón de plástico de leche, neutralizaron al atacante.
El incidente, comentaba un usuario de Twitter, es “la cosa más bogan no intencionada que ha pasado en Sídney”, en alusión al término popular que se usa para las personas en Australia sin ningún refinamiento o sofisticación.
Lo cierto es que entre los héroes civiles hay tres inmigrantes británicos y uno de origen colombiano, que aprovecharon su fuerza física y el impulso para defender a los más indefensos.
Pero lo que es importante, la gesta civil desbarata lo que alguna vez dijo Wayne LaPierre, el jefe de la poderosa asociación que defiende el uso de las armas en Estados Unidos.
Tras el tiroteo masivo del colegio primario Sandy Hook en 2012 donde murieron 26 personas, entre ellas 20 niños de unos seis años de edad, LaPierre dijo que “lo único que detiene a un tipo malo con un arma, es un tipo bueno con un arma”.
Troy Simpson, autor de libros como “Funny English”, dijo en su cuenta Twitter que si bien no quiere “politizar este evento terrible", pidió licencia para recordarles a los australianos "que nunca debemos relajar nuestras leyes de control de armas”.
“Este hombre descarrilado fue neutralizado por viandantes con una silla y un cajón de leche, que no sería mucha defensa contra una AK-47”, precisó el intelectual australiano.
La matanza de Port Arthur, la lección aprendida por Australia
Simpson se refería a las leyes de control de armas impuestas durante el gobierno del primer ministro, John Howard, en 1996 tras la masacre de Port Arthur, en la isla de Tasmania.
Entonces, Martin Bryant abrió fuego con armas semi-automáticas y militares contra decenas de personas. Tras la peor masacre de la historia moderna de Australia, en la que murieron 35 personas, se impuso en el país uno de los controles más estrictos del mundo sobre el porte de armas.
Las leyes han sido ejemplo mundial, pero este año el canal Al Jazeera denunció en el documental “Cómo vender una masacre” las intenciones de miembros del Partido Una Nación de buscar el apoyo de la Asociación Nacional del Rifle, (NRA, siglas en inglés), que dirige LaPierre, en la reciente campaña electoral a cambio de pasos para que se relajen las regulaciones del control de armas.
Desde que se impusieron leyes estrictas para el control de armas en Australia, en el país no ocurren tiroteos masivos como sucede en los Estados Unidos.
El peor incidente con armas de fuego ocurrido en Sídney desde 1996 fue la toma del café Lindt en 2014, cuando Monis Harris entró al local con un arma de fuego. El incidente se sucitó en el corazón financiero de la ciudad y duró más de 15 horas. Terminó con la intervención policial y la muerte de dos civiles y el atacante.
Pero pudo haber sido peor.
Otros ataques horrendos en Australia fue el perpetrado en noviembre de 2018 en la calle Bourke, en Melbourne. Allí, Hassan Khalif Shire Ali embistió con su coche contra los viandantes y después mató con un cuchillo e hirió a dos personas en este incidente.
Antes de ser abatido por la Policía, ciudadanos de a pie le arrojaron un cono de tráfico, una silla de una cafetería y un coche de supermercado para intentar neutralizarlo.
Por ello, usuarios como Jane Phillips no duda en poner una fotografía de un coche de la compra, con Melbourne escrito encima, un cajón de leche, acompañada de la palabra Sídney, y abajo una pistola, con Estados Unidos.
En tono más irónico, otros usuarios ponen fotografías burlándose del lema “Hacer que América sea grande de nuevo” (Make America great again) del presidente estadounidense, Donald Trump, gran defensor de la segunda enminda constitucional que protege el uso de armas en su país. En sus imágenes aparece el cajón con el lema “Make Australia crate again" en alusión al cajón de leche, que “no solamente se usa para fumar un cigarrillo”.
También las bromas se dirigen a la Policía, que supuestamente encontró un arsenal de armas, o incluso las bromas se dirigen al discurso estadounidense de aquellos que defienden el uso de armas culpando a los vídeo-juegos.
¿Preferimos un tipo con un cajón de leche que con armas?
El periodista Shannon Molly, dice que aquellos que apoyan la segunda enmienda a menudo repiten la frase de LaPierre “la única manera de detener a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma”.
Molly señaló que si el atacante hubiera tenido un rifle de asalto AR-15, como lo tuvo el autor de la masacre supremacista en Nueva Zelanda, o varios autores de tiroteos masivos en Estados Unidos, el saldo de muertes sería peor.
“Aproximadamente en la misma cantidad de tiempo que el hombre en Sídney generó incertidumbre y terror, estos estadounidenses pueden matar innumerables personas inocentes”, recaló Molly en el artículo de opinión publicado en el diario “The Australian”.
“Lo que todos debemos estar de acuerdo con seguridad es que las leyes estrictas en Australia jamás deben ser relajadas … EEUU puede creer que un tipo bueno puede detener a un tipo malo con un arma, pero en Australia preferimos una situación en la que un grupo de tíos fuertes con sillas y cajones de leche puedan neutralizar a un tipo malo con un cuchillo”.