Durante años Helen no tiene un lugar a donde ir. Ella duerme en sofás, en centros para alojar a personas en crisis y ha compartido viviendas, pero han sido muy pocas las veces en que se ha sentido segura.
Como muchos de decenas de miles de australianos, la falta de viviendas asequibles ha dejado a esta mujer de 54 años en la calle.
La situación, que ha sido descrita como una “desgracia nacional” por la organización Australian Homelessness Monitor no tiene visos de solución inmediata para la gente más vulnerable.
“En una de las casas que compartía, el techo de la puerta delantera colapsó...y cuando me mudé a otra, me fui fuera un fin de semana y alguien entró y durmió en mi cama y se comió mi comida”, comentó Helen, quien no quiso dar su apellido, a la agencia AAP.
“En algunos lugares me daba mucho miedo porque me decían que no vaya a la cocina para cocinar porque podría ser amenazada con una jeringa”, comentó Helen al agregar que ella tenía “miedo constantemente”.
Después Helen obtuvo un lugar en una vivienda pública, de una habitación, la cual le dio el lujo de poder ir y venir libremente”.
Pero no todos tienen la suerte de Helen, remarcó el director ejecutivo de Launch Housing, Tony Keenan.
Su organización ha creado un equipo de monitoreo de la indigencia en el país, similar al que se realiza en Reino Unido.
“Afrontamos la combinación del crecimiento de la población, un incremento masivo de los costes de las viviendas, una caída de las viviendas sociales y no se necesita ser un genio de las matemáticas para saber qué está pasando”, remarcó Keenan.
Además, el gobierno del entonces conservador Tony Abbott canceló en 2014 un programa nacional para la construcción de viviendas asequibles.
“El problema no parece ser grande, pero es inadmisible que uno se resigne y diga que no se puede hacer nada al respecto”, agregó el ejecutivo.
Los datos del censo señalan que entre 2011 y 2014 la indigencia ha aumentado en 14 por ciento. Asimismo el número de personas que están en la calle se elevó a 20 por ciento, en ese mismo período.
Asimismo el hacinamiento, es decir las viviendas con al menos cuatro habitaciones menos de las necesitadas, se elevó a 23 por ciento entre esos años.
La ciudad de Sídney es el epicentro de la crisis de indigencia. El problema aumentó en 48 por ciento en los últimos cinco años, seguido por Brisbane (32 por ciento) y Melbourne (22 por ciento).
Los principales factores detrás de la indigencia son la pobreza, la violencia doméstica, el alto coste de las viviendas y la incapacidad de cubrir los costes básicos de vida con los pagos de la seguridad social.
Keenan remarcó que se necesita invertir en viviendas públicas y expandir los programas de ayuda a las personas sin hogares.
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