Un grupo de más de 20 mexicanos, entre ellos, dos niños y un bebé, recorrieron las calles de la ciudad de Melbourne para compartir con los australianos el significado único que preservan los mexicanos hacia la muerte, en el Día de Muertos.
Con sus rostros maquillados y vestidos con trajes típicos regionales representando el personaje Catrina, los participantes emprendieron el primer desfile de este tipo en la historia de Australia, recorriendo sitios icónicos, como la galería de arte NGV, Federation Square, Flinders St. Station, la Catedral de St. Paul´s, entre otros, para celebrar la fecha tradicional.
Dos particpantes del desfile frente a un mural en la famosa calle de Melbourne, Hosier Lane (foto de Sergio Villaseñor)
El auge de la película impulsó a la alcaldía a replicarlo cada año desde 2016, por lo que se convirtió en una idea que ambas concretaron este año por primera vez en Australia.
“Me gustaría que el siguiente año esto (el desfile) crezca y que los habitantes de todas las nacionalidades, no solo de México, se unan, para que sea algo genuinamente multicultural y para que podamos compartir el significado que le damos los mexicanos a la muerte”, señaló Claudia García a SBS Spanish.
Una de las participantes del desfile (foto Sergio Villaseñor)
El escritor mexicano Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, acuñó la frase “nuestro culto a la muerte es culto a la vida”.
Es una expresión que resuena en los corazones de la gran mayoría de los mexicanos.
Al igual que en muchos otros países, los australianos están familiarizados con la vestimenta de Catrina que la han visto en tatuajes, objetos decorativos y en los festejos de Halloween el 31 de octubre. Pero pocos conocen sus orígenes y significado en el Día de Muertos.
La Calavera Catrina, o la muerte mexicana, es una figura que fue creada por el caricaturista e ilustrador mexicano José Guadalupe Posada quien entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX dibujaba calaveras, esqueletos y huesos para formular críticas políticas y culturales.
La Calavera Catrina representa una crítica a los mexicanos sin recursos que en la época deseaban aparentar un estilo de vida europeo, pero que en realidad no les correspondía. Por ello, el personaje de Posada no lleva ropa como tal, sino que se representa como un esqueleto.
Pero la apariencia que caracteriza a la Catrina contemporánea que viste diversos trajes coloridos con influencias coloniales fue creada por el pintor Diego Rivera, quien la retrató de este modo en el mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
Participantes del desfile frente a la Catedral de St. Paul´s (foto Sergio Villaseñor)
El intricado maquillaje típico de las Catrinas también es una especialidad.
Claudia reveló que el maquillaje les llevó una hora y media, gracias al apoyo experto que les brindó Itzel Silva, quien tomó clases de maquillaje en línea durante los extendidos confinamientos por la pandemia de COVID-19 para perfeccionar la técnica.
“(Itzel) hizo un trabajo excepcional con el maquillaje”, declaró Claudia, orgullosa del resultado que logró el colectivo mexicano.
Y es que el objetivo del grupo era promover la tradición del Día de Muertos en Melbourne y hablar con los australianos sobre el significado que le brindan los mexicanos a la muerte.
Pues, aunque muchos australianos sienten nostalgia cuando recuerdan a sus seres queridos que fallecieron, en México la idea es recordarlos sin tristeza, con fiesta, y mucho humor. Por esta razón, en la intimidad de los hogares mexicanos se erigen altares con fotos de sus muertos para esperarlos con sus platos y bebidas favoritas, decorados además con pétalos de la flor cempasúchil, que, según la leyenda, ilumina con su brillante color amarillo el camino de las almas que visitan a los vivos desde el inframundo.
“El altar en sí es una obra de arte… y eso era lo que queríamos explicarle a los australianos”, afirmó Claudia.
(foto de Sergio Villaseñor sobre el icónico puente de Melbourne, Princes Bridge)
“No nos dejaban caminar, nos tomaron muchas, muchas fotos, fue una experiencia muy linda”, aseguró Claudia.
Foto de Sergio Villaseñor.