Delal*: Mi vida como esclava en las garras del Estado Islámico

Exclusivo: Delal* reconstruye su vida en Australia después de haber estado cautiva por el Estado Islámico, en medio de iniciativas para que aquellos responsables sean llevados ante la justicia.

Advertencia: La historia contiene material que puede causar estrés

 El simple hecho de ver a un hombre con barba en las calles del pequeño pueblo costero australiano en el que vive puede causar a Delal una sensación de parálisis al pensar en la amenaza emitida por sus antiguos captores, la de borrarla a ella y a sus seres queridos de la faz de la Tierra.
“Nos dijeron que nos seguirían a cualquier lugar al que vayamos”, comentó la refugiada Yazidi a SBS News. “Hay mucha gente con barba en Australia y cuando veo a uno siento miedo, me recuerda a ellos”, agregó.
Delal es una de las cientos personas Yazidi que reconstruyen sus vidas en Australia después de que el Estado Islámico (EI) destruyó brutalmente sus vidas cuando arremetió en 2014 contra las minorías étnicas por sus creencias religiosas.

Delal, una mujer de 31 años y con cuatro hijos, forma parte de los casi 7,000 yazidis que fueron secuestrados por el EI para ser luego vendidos como combatientes o abusados y violados cuando la milicia yihadista arrasó con el corazón de la comunidad, Sinjar, en el Kurdistán iraquí.

“No eran seres humanos, eran unos mostruos”, comentó.

Delal es la primera persona Yazidi que estuvo en manos del EI y que ha sido acogida en Australia que ha hablado públicamente de su trauma.

Su testimonio incluye recuerdos horribles del asesinato de sus hijos, que incluyeron actos de extrema violencia social, y el tormento de ver a sus vástagos más pequeños a entrenar para convertirse en la próxima generación de militantes.
“Antes de Daesh (como se le llama también al EI) nuestra vida era buena…era peluquera. Mis hermanos tenían un negocio de soldadura y mi esposo era un barbero”, recordó con nostalgia.
Más de 40 de sus parientes cercanos, entre ellos su esposo, siguen desaparecidos. Algunos no han sido vistos desde el ataque inicial a Sinjar en el que se calcula murieron 3,100 Yazidis al haber recibido disparos mortales, o por haber sido decapitados o quemados vivos.

Otros tantos siguen desaparecidos desde que el EI separó a las mujeres de los hombres, a los niños de sus padres, como parte de un acto reconocido como genocidio por la ONU.

 

“Ellos esposaron y vendaron a los hombres y los alinearon”, contó Delal al añadir que desde entonces “no se sabe qué pasó con ellos”.

La activista y experta en genocidio Nikki Marczac, que ha estado en contacto con Delal, dijo a SBS News que las atrocidades perpetradas contra los Yazidi fueron parte de una campaña deliberada de los militantes extremistas islámicos para eliminar a aquellos que consideraban “seguidores del diablo”.
“La violencia desatada contra la comunidad en 2014 fue planificada con antelación y sistemática, diseñada para deshumanizar a las mujeres, quebrar a las familias y traumatizar a toda la población Yazidi”.
Delal contó que toda su familia estuvo cautiva por nueve meses cuando los obligaron a convertirse al Islam. Alrededor de 300 a 400 niños fueron separados y las 600 mujeres que quedaban fueron divididas en grupos de adultas y niñas.

 

“Nos golpeaban con los rifles, los pateaban, jalaban las orejas de las mujeres, las golpeaban. Les rompían los brazos, las obligaban a entrar en los vehículos, todas estaban separadas”, relató al subrayar que nunca se olvidará de esos incidentes.

Las violaciones grupales brutales de las jóvenes por cinco militantes yihadistas es una de las tantas atrocidades que Delal asegura haber visto después de la separación de su familia. Ella recuerda que una niña murió a consecuencia de las heridas.
“En sus manos…tú estás muerta…no tienes esperanza. Pensé que nunca más volvería a vivir”, lamentó.
A diferencia de muchos como ella, Delal permaneció con sus tres pequeños hijos porque no gozaba de buena salud. Ella estaba embarazada de su esposo y dio a luz a una niña mientras estuvo encarcelada por dos meses en una prisión del EI en Raqqa.

Después fue enviada a un conocido mercado de esclavos creado por el EI para vender a mujeres cristianas y Yazidi  a los combatientes.
“Mis hijos y yo fuimos vendidos por 45 (dólares estadounidenses)”, comentó a SBS News, mientras otras fueron compradas por 37, 19 o 30 dólares.
“Si nadie compraba por los precios que se fijaban se les decía toma a estas mujeres Yazidi como esclavas”, contó al añadir que en alguna oacasión alguien dijo “necesito un balón de gas, puedo tomar una mujer Yazidi como balón de gas”.

 Delal relató que su primer dueño fue un combatiente egipcio, el Segundo, uno saudí, fue el más brutal. Ella tenía heridas constantes por las agresiones constantes y a consecuencia de ellas ha sido tratada en Australia.

Uno de los militantes le amenazó con vender a su hija, quien tenía diez años y aún tenía las heridas que le había hecho con una plancha caliente. Pero el peor daño para estos niños y su madre no eran los físicos sino los psicológicos, como el presenciar torturas sádicas y el asesinato de una bebé de 16 meses Yazidi que había sido arrancada de los brazos de su madre.
“Tras ver eso, lloré mucho y ellos me dijeron que si seguía llorando harían los mismo con mi hijo”, expresó.
Sus dos hijos, de cinco y siete años, fueron enviados a los campos del EI para entrenar como soldados. Delal dijo que muchos niños que retornaron a sus familias estaban “perdidos”.
“Su situación mental está mezclada. Cuando fueron separados de sus padres eran muy pequeños y durante su cautiverio les enseñaron cómo usar armas y una mala versión del Islam”, precisó.
La madre y sus cuatro hijos estuvieron en esa situación antes de que la familia de Delal pudo pagar 35,000 dólares para su regreso a través de un intermediario.

Ahora ellos se encuentran en Australia y Delal siente que puede dar seguridad a sus hijos y superar sus traumas, especialmente su hijo más pequeño.
“En Australia él se ha olvidado un poco y comienza a regresar hacia nosotros…Nos han cuidado bien y ellos reciben tratamiento”, precisó.
Delal espera reunirse en Australia con su familia, incluyendo sus cinco hermanas que acaban de escapar del EI y viven en campos de refugiados en campamentos del Kurdistán iraquí. Su hermana de 13 años aún está en manos de los combatientes, mientras sus hijos siguen llorando a su padre.

El año pasado el Consejo de Seguridad de la ONU decidió crear un equipo independiente para investigar los crímenes de guerra y contra la humanidad, además de los genocidios cometidos por el EI.

Pero según la directora de los derechos de los Yazidi en Australia, Daphne Haneman, se ha avanzado muy poco.

Por su lado, el ministro del Interior, Peter Dutton, dijo a SBS News que Australia trabaja en la acogida de los Yazidi y a superar los problemas de trauma que afrontan, así como la reunión con los seres queridos que aún están en manos de la milicia extremista y las gestiones para llevar a sus captores ante la justicia.
“Si hay alguna forma en que la Policía Federal puede estar implicada en la recogida de testimonios o la recopilación de evidencias aquí en Australia para facilitar la acusación o investigación, entonces la Policía tomará esos pasos”, acotó Dutton.
Los intentos por juzgarlos da un “mensaje claro de que el mundo civilizado no tolerará el trato de las mujeres, y en particular, de las más jóvenes de esa manera y debemos asegurarnos de que Australia sea parte de esos esfuerzos”.

 

 

*Nombre cambiado


Escúchanos en Radio SBS Spanish 24/7

Puedes escucharnos por Radio Digital, a través de nuestro servicio de streaming en vivo aquí en nuestra página web o mediante nuestra app para celulares.

Descarga la aplicación gratuita aquí:
btn_store_ios.png

Share
Published 21 May 2018 7:51am
By Leesha McKenny
Presented by R.O.


Share this with family and friends