¿Cómo se aplicó la justicia al cardenal George Pell para condenarlo por pederastia?

El cardenal australiano George Pell fue condenado el miércoles a seis años de cárcel por abusar de dos menores en 1996. En 3 años y 8 meses podrá pedir la libertad condicional. Para muchos sobrevivientes y ciudadanos de a pie la sentencia fue leve, pero el juez Peter Kidd del Tribunal del Condado de Victoria explicó durante la lectura de su sentencia los elementos que tomó en cuenta para emitir su sentencia.

A court artist sketch of Cardinal George Pell at the County Court in Melbourne.

A court artist sketch of Cardinal George Pell at the County Court in Melbourne. Source: AAP

El juez Peter Kidd del Tribunal del Condado de Victoria consideró una serie de elementos agravantes y mitigantes para condenar al cardenal australiano George Pell a seis años de cárcel por abusar de dos menores en 1996 y determinar que solamente después de 3 años y 8 meses tras las rejas podrá pedir la libertad condicional.
Kidd comentó que Pell, extesorero del Vaticano y la máxima autoridad del Vaticano en ser sentenciado por pederastia, ha tenido una vida que podría calificarse intachable tras los delitos que cometió contra dos niños del coro en 1996 cuando se estrenaba como arzobispo de Melbourne. También subrayó que su sentencia se da contra la persona responsable de esos crímenes específicos, no por otros que puedan atribuírsele, ni contra la iglesia católica.

“Usted no será el chivo expiatorio de los fallos o fallos percibidos de la Iglesia Católica. No será sentenciado por cualquier error en prevenir o reportar abusos sexuales por otro clérigo dentro de la Iglesia Católica”,  remarcó Kidd en la lectura de su fallo que duró más de una hora y que fue transmitida en vivo por la televisión.

La única  víctima sobreviviente del cardenal Pell, quien fue nombrada como J por primera vez en el documento judicial, comentó en un comunicado que le resultaba difícil “sentir la gravedad de este momento” y expresó que no se puede sentir reconfortado debido a la apelación a la decisión presentada por la defensa del cardenal y que será abordada en junio próximo.

El juez Kidd se dirigió a los sobrevivientes de pederastia para reconocer su dolor, pero les advirtió que el prelado de 77 años no pagará por los crímenes de otros.

“Hemos visto, fuera de este tribunal y dentro de nuestra comunidad, ejemplos de cacerías de brujas o linchamientos mentales respecto a usted, cardenal Pell. Condeno fuertemente este comportamiento. Esto no tiene que ver con la justicia o una sociedad civilizada”, precisó.

Cargos, ofensas y el impacto de las víctimas

Los cargos contra Pell es uno por penetración oral de un menor y cuatro por actos indecentes con un menor.

Los hechos que se conocieron en el tribunal indican que Pell sorprendió a los dos niños de 13 años del coro de la catedral de St Patrick, quienes gozaban de sendas becas en el prestigioso colegio St Kevin de Melbourne bebiendo el vino sacramental. El incidente ocurrió en la sacristía después de que celebrase una misa. Allí Pell les dijo a los chicos, identificados como J y R, que estaban en problemas. Después se levantó el traje ceremonial y colocó a R cerca de su pene.

Acto seguido penetró oralmente a J, le tocó los genitales y se masturbó al mismo tiempo. Un mes después halló a J en los corredores y lo puso contra la pared para apretarle los genitales.

“Los actos eran sexualmente gráficos. Ambas víctimas estuvieron visiblemente y audiblemente angustiadas durante la ofensa…Hay una capa más de degradación y humillación que cada una de sus víctimas debió sufrir sabiendo que su abuso fue visto por el otro”, remarcó Kidd.

El juez remarcó que Pell actuó de forma consciente cuando agredió sexualmente semanas después a "J" en los pasillos de la catedral, y que ello tuvo una carga premeditada y de "agresión física y veneno".
Asimismo el juez remarcó que Pell abusó de su autoridad, la confianza y actuó con “increíble arrogancia” y “cruel indiferencia” cuando los niños le pedían que los dejara ir. Asimismo rechazó el argumento de la defensa que decía que se trataba de un delito en la escala más baja de la ofensa y que se realizó en el calor del momento.

“Todas las ofensas, en los dos episodios, son significativamente más serias debido al entorno o las circunstancias contextuales, en concreto, la violación a la confianza y el abuso del poder. Desde mi punto de vista, su conducta fue impregnada de abrumadora arrogancia”, expresó el juez.

El juez indicó que se trata de un delito pensado, en el que tuvo tiempo de reflexionar, algo que se agrava con la segunda ofensa. Asimismo le recordó que éste se movió “de una víctima a otra”.

“Usted pasó de una víctima a otra. Su diálogo con las dos víctimas en el primer episodio era intencionado y receptivo. Usted continuó ofendiendo con cruel indiferencia a la evidente angustia y objeciones de las víctimas. En algún momento de este episodio, incluso le dijo a las víctimas que estuvieran quietos porque lloraban”, precisó el juez.

Las declaraciones de la víctima sobreviviente, el padre de la segunda víctima, que murió en 2014 de una sobredosis de heroína, y otros testigos fueron entregados al juez, pero no se han hecho públicos.

“Voy a tomar en cuenta el profundo impacto que su ofensa ha tenido en la vida (del sobreviviente)”, precisó el juez, al indicar también que el padre de R sintió que “le falló a su hijo”.

Antecedentes y buen carácter

Pell, quien fuera hasta febrero el jefe de las Finanzas del Vaticano,  ha tenido a excepción de los delitos por los que se le ha condenado (no se toma en cuenta, como explicó el juez las otras denuncias no judicializadas que pesan sobre él), una vida y carrera destacada.

“Es evidente que usted ha tenido una carrera excepcional dentro de la Iglesia Católica. Usted es claramente un hombre trabajador e inteligente”, le dijo el juez Kidd, quien recibió diez cartas de referencia que apoyaron el buen carácter de Pell, entre ellas la del exprimer ministro John Howard, quien se refirió a él como una persona compasiva comprometida con la justicia social.

“Ellos hablan de un hombre que dedicó su vida al servicio, en particular a los miembros vulnerables de la comunidad”

La edad y la salud

Pell, a sus 77 años, está entrando a “la última etapa de su vida” y es posible que  no sobreviva debido también a sus problemas cardíacos (tiene un marcapasos), a los huesos por una osteoartritis (se operó de las rodillas recientemente y camina con bastón) y la hipertensión que padece.

“Soy consciente de que un período de cárcel…implica una posibilidad real, distinta de la teórica, de que usted no viva para que sea puesto en libertad”.

Rehabilitación y riesgo de que ofenda nuevamente

El juez rechazó el argumento de la fiscalía de que Pell pueda ofender nuevamente porque no muestra remordimiento ni constricción, al considerar que él tendrá interacción limitada con los menores, lo que “efectivamente elimina cualquier oportunidad de que ofenda”.

Disuasión general

Los tribunales deben enviar un mensaje inequívoco a los posibles delincuentes sexuales infantiles, dijo el juez.

"Deben ser disuadidos, ya sea que se planifique la infracción o si es el resultado de una decisión del momento", precisó.

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Published 14 March 2019 9:08am
Updated 14 March 2019 7:53pm
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