Agentes de la Policía y de la Fuerza Australiana de Fronteras, además de guardias de Serco llegaron a las cinco de la mañana del lunes 5 de marzo de este año a la casa de Nadesalingam y Priya, en la localidad de Biloela, en el centro de Queensland, y ordenaron a la pareja, que aliste a sus dos hijas nacidas en Australia, Dharuniga y Kopiga, de 9 meses y dos años de edad, y que empaquen sus pertenencias para salir del lugar.
Sus visados habían expirado por un día y según la denuncia del Consejo de Refugiados Tamiles, la familia fue trasladada a un centro para inmigrantes en Melbourne, a 1,500 kilómetros de su hogar y en donde esperan su deportación.
Un portavoz del Consejo, Aran Mylvaganam, dijo a SBS News que la familia ceilandesa dejó Sri Lanka huyendo de la situación que se vive en ese país asiático, que incluía la tortura y la misteriosa desaparición de varios miembros de su familia.
“Los sucesivos gobiernos ceilandeses han mentido respecto a los récords de derechos humanos y continúan abusando de los tamiles”, dijo Mylvaganam.
“Los tamiles y otros grupos minoritarios de la isla viven en estado de miedo en Sri Lanka, no es un lugar seguro”, agregó Mylvaganam.
La familia ha vivido en Biloela por cuatro años. Nadesalingam y Priya llegaron en barcos separados a Australia, en donde se conocieron y formaron una familia.
El Gobierno federal indica que el estatus de la familia ha estado bajo investigación “durante años y considera que “no coincide con las obligaciones australianas de protección”.
“Los extranjeros que no tienen un visado válido y que han agotado las avenidas para permanecer en Australia deben partir voluntariamente a su país de origen”, o de lo contrario “serán detenidos y expulsados de Australia”, según un comunicado del Ministerio de Asuntos del Interior.
Según el Consejo, las niñas viajaron en la misma furgoneta que su madre, pero las autoridades no les dejaron sentarse junto a ella.
Asimismo la pareja asegura que fueron forzados a firmar documentos en los que acordaban “salir voluntariamente” del país.
Mylvaganam comentó que se le mintió a la familia sobre el estatus de su visado y ésta esperaba renovar su visado puente (bridging visa).
“Ellos sabían que sus visados iban a expirar el 4 de marzo, pero esperaron, lo que sucede con muchos solicitantes de asilo cuando sus visados cadican. Inmigración los renueva después de que caducan y ellos creían que éste iba a ser el caso”, precisó.
Simon Bruck, abogado de la organización de defensa legal de los refugiados Refugee Advice and Casework Service, dijo que muchos inmigrantes no pueden presentar los argumentos vinculados a las solicitudes de asilo si no dominan el inglés o no conocen aspectos legales para navegar en el sistema.
“La gente que pasa por este proceso no está adecuadamente representada, no tienen un consejo de un experto legal para afrontar este proceso complejo”, precisó el abogado.
“Es un proceso injusto”, remarcó.
Angela Fredericks, una amiga de la familia ceilandesa, circula un pedido a las autoridades a través de change.org para que retornen a Biloela, el cual ya ha recolectado 18,000 firmas.
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