Australia está muy por detrás de sus objetivos de vacunación, reconoció el miércoles el primer ministro Scott Morrison, atribuyendo esto en parte a las restricciones a la exportación impuestas por la Unión Europea.
Aprovechando su aislamiento geográfico, la isla continente ha sido relativamente eficaz en la lucha contra la propagación de la pandemia.
Sin embargo, es uno de los países desarrollados que menos ha vacunado a su población hasta el momento.
Según estadísticas oficiales, sólo se administraron 670.000 dosis, mientras que el gobierno se había fijado alcanzar a finales de marzo un objetivo de 4 millones de dosis.
Morrison explicó que el hecho de que las dosis no hubieran salido de Europa "pesaba necesariamente sobre los resultados preliminares".
A finales de febrero, Roma había bloqueado la exportación a Australia de 250.700 dosis de la vacuna anticovid-19 de AstraZeneca producidas en suelo europeo debido a incumplimientos en los contratos de suministro de las plantas europeas a los 27 y al hecho de que Australia no era considerada un país vulnerable.
A algunos les preocupa que la lentitud de la vacunación en Australia favorezca la aparición de nuevos focos de contaminación y retrase indefinidamente la reapertura de las fronteras.
Con una población de 25 millones de habitantes, Australia ha registrado unos 30.000 casos de coronavirus desde el comienzo de la pandemia.
Alrededor de dos millones de personas están confinadas en la región de Brisbane, donde se han detectado unos diez casos.