Estas mallas, que se implantan mediante una cirugía para tratar el daño en el suelo pélvico y la incontinencia urinaria y el prolapso uterino, están siendo investigadas por el parlamento por las complicaciones asociadas y los efectos secundarios.
Muchos medios locales han publicado testimonios de mujeres que aseguran que este dispositivo las dejó con dolores crónicos muy severos.
La agencia para la Administración de Productos Terapéuticos (TGA) dijo que examinó evidencia clínica sobre los implantes realizados en Australia y que también revisó los últimos estudios internacionales.
"La TGA cree que los beneficios de usar mallas transvaginales para el tratamiento del prolapso de los órganos del suelo pélvico no compensan los riesgos que estos productos implican para los pacientes", dijo la agencia del gobierno en un comunicado.
El organismo también indicó que había una "falta de evidencia científica adecuada" de que hubiera más beneficios que riesgos al usarlas para tratar la incontinencia urinaria.
Los productos van a ser eliminados de la lista que rige los dispositivos médicos en Australia a partir del próximo 4 de enero.
Gai Thompson, una de las participantes en la demanda colectiva interpuesta en Australia, celebró la noticia.
"Yo creo que la gente no entiende que no hay un día desde que esto me fue implantado en el que no sienta dolor, no hubo ni un día", dijo a la cadena ABC.