Los estudiantes internacionales son vulnerables a la explotación del mercado inmobiliario informal y no regulado dado que muchos arrendadores inescrupulosos les piden depósitos exorbitantes y por encima de lo fijado legalmente, que en ocasiones no devuelven, o les elevan los alquileres repentinamente y además no les dan las documentaciones legales necesarias.
Algunos de los estudiantes internacionales llegan a Sídney y descubren que el alojamiento por el que pagaron miles de dólares no existe.
Así lo denuncia el informe de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, siglas en inglés) titulado “No hay lugar como el hogar”, que además destapa evidencias de acoso, hacinamiento y desalojos súbitos.
“Muchos de los estudiantes internacionales pagan alquileres por adelantado a arrendadores no verificados que encuentran en internet”, según dijo en un comunicado la académica y supervisora de la Clínica, Maria Nawaz.
La investigadora comentó que los estudiantes internacionales encuentran al llegar a Sídney que las viviendas “son peor de lo que se había publicitado o encuentran otros problemas y a menudo no están protegidos como arrendatarios y se topan con muchos obstáculos para obtener ayuda”.
El precio de un alquiler depende de la ubicación y el tamaño de la propiedad, el gobierno calcula que un estudiante extranjero debe considerar entre unos 165 a 440 dólares semanales para su alojamiento en el país, de acuerdo con las cifras publicadas en StudyinAustralia, el portal gestionado por la Comisión Australiana de Comercio e Inversión (Austrade) destinado a los estudiantes internacionales.
Con la restricción que tiene la visa estudiantil, que permite trabajar un máximo de 20 horas a la semana, el salario de un estudiante está muy por debajo de los 1,100 o 1,500 dólares que puede llegar a recibir en promedio un trabajador a tiempo completo a la semana, según la Oficina de Estadísticas de Australia.En el informe se revela que una gran parte de los 548,000 estudiantes internacionales que están en Sídney no tienen acceso a viviendas o alejamientos legales, asequibles y seguros.
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La directora de la Clínica, Bassina Farbenblum, recalcó al Sydney Morning Herald que los altos precios de las viviendas y la limitada cantidad de viviendas para estudiantes hace que los estudiantes internacionales sean arrinconados en “las oscuras esquinas” del mercado inmobiliario de la ciudad.
“Hay una clase de explotación financiera ejercida por algunos proveedores de viviendas y arrendadores que se aprovechan del hecho de que los estudiantes internacionales no conocen los estándares del mercado inmobiliario en Sídney y no conocen sus derechos legales”, subrayó Farbenblum.
Victoria'da pandemi sonrası ekonomik toparlanma için sosyal konutlara büyük yatırım öngörülüyor. Source: AAP
El estudio mencionó que las formas de explotación incluyen desde el cobro de diez dólares cada vez que éstos utilizan el horno al racismo evidente dado que algunos arrendadores se rehúsan a recibir a los estudiantes de determinados países.
Ruturaj Khenat, quien llegó a Sídney de Bombay en 2016 para estudiar ingeniería, comentó que su arrendador le elevó el alquiler de una habitación de 300 a 410 por una habitación que compartía en una vivienda de 12 dormitorios con espacios compartidos, a mitad del contrato.
“Me sentí muy angustiado porque no es fácil encontrar un lugar para vivir en Sídney”, comentó el joven, quien después pidió ayuda al servicio legal de la Universidad. Tras la intervención del centro de ayuda legal, el arrendador desistió del incremento.
En el informe se dan doce recomendaciones, que incluye el incremento del número de dormitorios en las universidades así como el trabajo de los municipios locales y los inversores inmobiliarios para incentivar la construcción de viviendas para los estudiantes internacionales.