Cada vez hay evidencias más claras de que la creciente crisis de obesidad en Australia podría llevar a un aumento significativo de las enfermedades crónicas, como la enfermedad renal.Un nuevo informe muestra que las personas con sobrepeso enfrentan un mayor riesgo de sufrir enfermedades renales - y ha planteado preocupaciones sobre la capacidad del sistema de salud para hacer frente a esta situación.
Hemos conocido el caso de Peter Slocombe, para el que vivir con una enfermedad renal crónica es casi como tener un trabajo a tiempo completo. Mientras recibe tratamiento en el Hospital Royal North Shore de Sydney, Peter dice que su carrera como carpintero ha sido reemplazada por al menos tres días a la semana en sesiones de diálisis.
"Son seis horas conectado al aparato, como una jornada de trabajo y además al final te sientes agotado, como si hubieras trabajado todo el día, pero has estado aquí sentado sin hacer nada".
Cuando Peter fue diagnosticado hace ocho años, pesaba 50 kilos más de lo que pesa hoy. Ese peso extra ha retrasado su oportunidad de recibir un trasplante. En su caso, la obesidad no fue la causante de su enfermedad renal, pero en muchos casos sí está relacionado.
La organización Kidney Health Australia ha publicado un informe titulado "El aumento de las tasas de obesidad lleva a Australia hacia una crisis en enfermedades renales", que ha puesto de relieve el vínculo entre las dos afecciones.Según este informe, dos de cada tres australianos tienen sobrepeso o sufren obesidad, y los datos muestran que estas personas tienen 1,5 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades renales.
La directora ejecutiva de Kidney Health Australia, Mikaelia Stafrace, dice que espera que los resultados de este estudio lleven a que la gente adopte estilos de vida más saludables.
"Lo más importante ahora es que si se encuentran con sobrepeso, por favor, por favor, vaya a ver a su médico de cabecera y controlen su riñón, la otra cosa que pueden hacer y que es muy fácil es ir a una farmacia y hacerse un chequeo de riñón, que se pueden solicitar allí mismo, pero sin duda hay otras cosas que se pueden hacer, como controlar la presión arterial, no fumar y mantenerse alejado de las bebidas azucaradas.
Esta advertencia es particularmente relevante para los aborígenes australianos, que tienen un riesgo cinco veces mayor de desarrollar enfermedades renales.Con los niveles de obesidad aumentando cada año, también se espera que el número total de personas con enfermedades renales se dispare.
Respecto a las personas que necesitan diálisis o trasplantes, hubo menos de 20 mil pacientes en 2011. Sin embargo, se espera que para el 2020 este número supere las 31 mil personas, y esto va a poner mucha presión sobre el sistema de salud.
Escucha la entrevista con la doctora Natalie Smud y su explicación sobre la relación que existe entre la obesidad, las enfermedades renales y la diabetes.