Con un tipo de cambio del 0,75 por ciento, el Banco de la Reserva se está quedando sin la política convencional de estimular la economía y debilitando el dólar australiano.
Pero no hay manera de que los principales bancos puedan permitirse el lujo de pasar el recorte en su totalidad. Y cuanto más se acerquen las tasas oficiales a cero, más se rehusarán.
Y aunque estas bajas en las tasas de interés benefician a quienes están pagando hipotecas o préstamos, tienen un impacto negativo para pensionistas y ahorristas.
Entrevista con el economista Jorge Fallas.